Esta es una serie de películas para televisión basadas en una antigua serie española llamada "Historias para no dormir".
Dedicaré este capítulo a esta serie aunque sea para la tele porque me gustó el proyecto en general y porque los directores son directores de cine con visión de cine.
No todas las películas están logradas, y sí dejan dormir. Es un tipo de terror clásico, de fantasmas y espantos, nada morboso o macabro, lejos del cine de terror asiático (que ese sí que que no me deja dormir), lejos de las pesadillas interminables a la gringa.
Empezaré por la primera que vi y la única que no me gustó nada. Se llama "La Culpa" (Narciso Ibáñez Serrador, 2006). Se trata de una enfermera madre soltera que se muda con su hija a la casa de una doctora que se dedica fuera de su horario de hospital a hacer abortos en su consultorio. Un día y rápidamente, la enfermera se embaraza, para enojo y decepción de la doctora,que ya le había echado el ojo. La enfermera es convencida de que lo mejor es abortar y lo hace (de ahí el nombre de la historia, se supone). Pero el feto desaparece y a partir de ahí empiezan a pasar cosas misteriosas en la casa, bueno más misteriosas porque la doctora ya era medio creepy y la casa también y las vecinas metiches dueñas de la casa también.
Y bueno, termina todo en una jalada. Y es que la primera mitad plantea una serie de cosas, extrañas desapariciones, que la doctora parece medio psicópata, que hay algo en la historia de la casa y de las vecinas, y en la segunda mitad todo eso se olvida y se enfoca en el aborto de la enfermera. Nah, muy chafona y como de campaña de salud.
Cuento de Navidad (Paco Plaza, 2005). Dirigida por uno de los directores de Rec. Esta me divirtió, en gran parte porque ocurre en 1985. Y se nota que el director puso cuidado en la estética de la época. Tiene sabor a Goonies, tiene sabor a mis vacaciones con mis amigos. ¡Y lo mejor de todo! Tiene al Karate Kid. No vi películas de zombies como estos chicos, pero ah, cómo disfruté el Karate Kid.
Me gustó está historia, está divertida, llena de humor, con guiños a cosas de esa época y los chicos están bastante bien.
En fin, continuaré. Esta es la historia de una pandilla de niños disfrutando sus días de vacaciones decembrinas, cuando se encuentran con una Santa Claus que se cayó en un hoyo. Está herida y mientras unos tratan de sacarla otros corren a avisar a la policía. En la estación se enteran de que la Santa Claus es una peligrosa ladrona que se acaba de robar dos millones de pesetas y se le busca por todas partes. Los niños deciden dejarla en el hoyo hasta que les diga en dónde está el dinero. No todo el grupo está de acuerdo, pero siguen con el plan. Una noche dos de los chicos, que son fans de una película de zombies, deciden hacer un rito para convertir a la ladrona en zombie. A partir de ahí las cosas se salen de control. Nunca unas navidades fueron tan aterradoras. La ladrona se escapa, los persigue, no queda claro si es zombie o sólo está mega cabreada con los escuincles. Los niños intentan matarla según las instrucciones para matar zombies que vieron en la película. Al final lo logran y la regresan al hoyo. ¿Pero, realmente la mataron?
Adivina quién soy (Enrique Urbizu, 2006). Me parece que está es la más extraña de todas. No se sabe bien de qué va, es intrigante y lo mantiene a uno en espera de algo, pero logra hasta el final, mantenerlo oculto y vago.
Estrella es una adolescente amante de las películas de terror, que vive con su mamá. Le va bien en la escuela, le gusta leer, pero no tiene amigos. Y no parece necesitarlos porque tiene unos imaginarios, bastante peculiares, son Leatherface y el Vampiro.
Un día el oculto pasado de Ángela, la madre de Estrella, resurge, cuando un misterioso detective la contacta y le dice que el tipo que la violó está de regreso y va a por ella. Ángela regresa a casa, preocupada e inquieta. Esa noche Estrella invita al Vampiro a cenar, y ¡zas! para sorpresa de Ángela, el Vampiro es el que la violó y el padre de la niña.
Estrella se da cuenta de que algo no está bien en la historia, que su mamá está aterrorizada y que el Vampiro ya no es amigable como antes. Y decide actuar para salvar a su mamá...con la ayuda de sus amigos imaginarios.
Esta siguiente es de fantasmas, se llama Regreso a Moira (Mateo Gil, 2006) y está dirigida por un escritor y guionista que ha colaborado en películas de Alejandro Amenábar. Y sí se nota que el guión es más cuidadoso y de las seis, es la que rompe un poco el ritmo y el patrón de película de horror.
Tomás es un hombre mayor que regresa a su pueblo natal después de estar fuera más de treinta años. Su mujer acaba de morir y él regresa al pueblo lleno de recuerdos y obsesiones. Cuando era un jovencito se enamoró de Moira, una fuereña que se instaló a las afueras del pueblo y rápidamente se hizo una fama de bruja y prosti. Tomás y sus amigos, con la curiosidad propia de la edad fueron a chismorrear. Moira los pescó y de ahí se establece la relación entre ella y Tomás. Sin embargo, la restricción de Moira de que Tomás sólo la visite de día, desata los celos del chico, que en venganza, al creer que ella le pone el cuerno, cuenta a su madre que ha sido manipulado por la bruja. La señora, con el resto de las mujeres del pueblo van a buscarla y la linchan. Tomás se va de ahí y pasa el resto de su vida pensando en ella. El pueblo ha cambiado, pero la casa sigue ahí abandonada y encantada, y es seguramente Moira quien lo espera dentro.
Para entrar a vivir (Jaume Balagueró, 2006). Esta fue mi favorita por intensa. La historia es sencilla, está bien hecha y logra momentos de tensión en donde tuve que taparme los ojos con las manos y ver esos pedazos entre rejillas. Y no por miedo, sino por el estrés de lo que pudiera pasarle a los personajes.
Clara y Mario son una joven pareja que espera un bebé y buscan un nuevo lugar para vivir. Mario encuentra un anuncio de un piso y van a verlo. Está a las afueras de la ciudad en una zona horrible, pero el piso promete, dice la portera que los atiende. Ellos no están para nada convencidos. El lugar es una ruina, está medio amueblado y requiere muchas reparaciones. La señora les dice que las reparaciones están en proceso y que los otros inquilinos están contentos ahí. Pero Clara dice que no, que muchas gracias pero nel. Están por irse cuando Clara se empieza a sentir mal. Se recuesta en una cama y mientras reposa, Mario ve debajo de un mueble unos tenis que le suenan conocidos. Eran suyos y los acababa de tirar a la basura. Al mismo tiempo, Clara ve junto al buró una foto de ellos. Extrañados y mosqueados se dirigen a la puerta, pero la portera no los deja. Noquea a Mario y persigue a Clara. Clara aterrada se encierra en un cuarto y se escapa por la ventana. Baja dos pisos y se mete a otro apartamento. Ahí descubre que los famosos inquilinos son en realidad presos de la portera. Empieza a liberar a la mujer, pero la portera la atrapa y le da una descarga eléctrica que la deja fuera de combate. Cuando despierta la portera, que está superdeschavetada, le cuenta que quieren destruir el edificio porque está viejo y que ella les va a demostrar que tiene gente viviendo ahí. A trancazos la loca se lleva a Clara a su piso, ahí la encadena y le ordena que le prepare la cena a Mario, que es en realidad un maniquí con la cabeza vendada. Mario, por suerte, no está muerto y en una tensa pelea, logra liberar a su novia. Huyen. Llegan a la entrada y no tienen la llave. Mario regresa al piso a buscar la llave. Mientras tanto la chica del otro piso se libera, recupera a su bebé y se encuentra con Clara en la entrada. A partir de aquí la tensión se inrementa espantosamente. No parece que puedan escapar. La portera lanza a su perros a por ellas. Mario ayuda a escapar al otro tipo, el que tanto él como Clara piensan que es el marido de la chava, pero no lo es...¡es el hijo aún más loco, de la portera!
La película de Alex de la Iglesia, La Habitación del Niño (2006), es probablemente la mejor. Trata sobre una pareja con un bebé, que compra una casa vieja y la empieza a reparar. Un día consiguen un radio de esos para escuchar al bebé en su cuna y escuchan que el niño se ríe. Intrigados, continúan escuchando y de repente se oye una voz adulta y aterradora. Juan se asusta mucho, pero no hay nadie. Atribuyen los ruidos anormales a la chafez del radio y Juan compra una tele con cámara para ver en la oscuridad. Una noche Juan se despierta y ve en el monitor, que junto al bebé hay alguien. Va de volada al cuarto, pero no hay nadie. En otra ocasión vuelve a oír ruidos y toma un cuchillo, pero es sólo Sonia con el bebé. La pareja empieza a tener discusiones, Juan está obsesionado con la presencia misteriosa, Sonia decide irse a casa de sus papás. A través del monitor de la tele del bebé Juan empieza a ver cosas que no hay en la casa. Compra más monitores y coloca cámaras por toda la casa. Un día ve una persona ensangrentada arrastrandose hasta la cocina. También ve que la casa está amueblada de otra época y descubre que hay una puerta que no existe en su casa. Abre la puerta a través del monitor, y entra a una especie de dimesión alterna en donde hay un asesinato y es él el asesino. ¿Es el futuro o el pasado? Un experto en lo paranormal le dice que es otra realidad y que hay que tener cuidado en no mezclarlas porque así como él pudo entrar algo o alguien puede salir. Entre la fascinación del descubrimiento, la historia vaga del lugar y su caos familiar, Juan, entiende que la solución es poner las cosas como estaban al principio. Se deshace de los monitores. Sonia regresa y aparentemente todo vuelve a la normalidad. Pero, puede que ya sea demasiado tarde.
Esa idea de ver a través de los monitores ocurre un poco con la cámara infrarroja en REC 2, pero la idea está padre y funciona muy bien en la historia. El mero final es de esperarse, pero es la película más redonda de todas. En la de "Entrar a Vivir" es que me molestó un pelín como se deschaveta la portera al final; sólo le faltó risa ñacañaca.
Para terminar sólo quiero decir que estuvo bien verlas y que me gustó la mano con el ojo en los créditos iniciales.