jueves, 29 de noviembre de 2012

Amanecer parte 2

Y ahí estaba yo, sentada en la butaca del cine con mis palomitas y un par de “explicadores” bien dispuestos a sacarme de dudas y a llenarme de información útil de los libros y las películas anteriores, para una mejor comprensión de lo que íbamos a ver: Breaking Dawn Pt 2 (Bill Condon, 2012). 


Y ahí está Bella, la envidiada Bella, ahora con sus ojitos rojos porque su Edward la ha convertido en vampira. Y es que, según me informaron, en la primera parte, zas, que se embaraza de Edward y la sobrenaturalidad del feto pone en peligro su vida. Al marido no le queda más que convertirla y ahora espera con alegría casi humana a que su renovada mujer se recupere para iniciar su vida de Forever Juntos. Bella, que resulta ser una vampira madura, contenida y “vegan” como su familia de adopción, luego lueguito prefiere comerse un puma a un sudoroso humano. Eso no lo logra cualquiera, vamos, vampiros con muchos años de antigüedad tienen problemas de autocontrol. Pero Bella, nuestra heroína, no, y además es más fuerte que el más fuerte del clan, la vampirez incluye box, artes marciales y una fiera mirada. Esto apenas empieza y considero su lugar en el salón de las heroínas de acción, al lado de Milla Jovovich y Kate Beckinsale. ¡Oh por Dios, qué me está pasando!

Pero divago, regresando a la historia, nos encontramos que el bebé resultante, que por cierto, tiene el muy desafortunado nombre de Renesmé (pa’ mí un síntoma más de la mala calidad de la escritura), tiene latidos, crece súper rápido y tiene un poder vampírico. Los Cullen, posaditos como son, colocados en parejitas, en las mismas posiciones, en la sala, en el bosque, frente al piano, ven la nueva adición a la familia con sonrisas de bondad y de sitcom con final feliz (si yo fuese vampira y presenciase un fenómeno como ese, estaría pulsada, interesadísima, maravillada…pero claro, probablemente no sería una Cullen); hasta que una chismosienta prima ve a la niña volar y los acusa con los Volturi. 
La niña se convierte entonces, en un problema, pues los Volturi tienen la errada idea de que ha sido creada a la manera clásica, con una mordidita, y eso está muy pero que muy prohibido. Aro, que es muy guerroso, utiliza la existencia de Renesmé como excusa para ir a escabecharse a los Cullen (esto me lo explicaron, así que no se si viene del libro o de las otras películas) y luego agregar a su clan a Alice, que es la que predice el futuro, y de esas no tiene. Los Cullen, que son muy buenos, no quieren ir a la guerra, y deciden juntar a sus cuates como testigos de que la niña tiene su corazoncito. Y viajan por todo el mundo recolectando una amplia variedad de vampiros. Los hay muy interesantes, como el que hace Lee Pace (mi favorito), los hay con acento muy marcado como los transilvanos (del que espero prontamente un spin off, pero no de la Meyer, que de ella preferiría que no viniera nada nunca más), los hay muy forzados, como las del Amazonas en taparrabos pero con el pelo lacio, eso sí; y hay gitanos, irlandeses, egipcios, rusos, todos conviviendo en el frío bosque, contando historias de guerra y presumiendo sus súper poderes tipo X-Men(¡son vampiros! No necesitan agregados extras y únicos como esos súper poderes. Los  vampiros clásicos son la onda, son seductores, fuertes, rápidos, inmortales y sus colmillos, la mejor de sus armas. No necesitan dar toques, mover las aguas, crear alucinaciones, ¡es irritante!) Los hombres lobo también se les unen porque ahora son grandes cuates y en unos añines van a ser familia porque el guapo Jacob tiene una cosa que hace que ahora esté enamorado y destinado a Renesmé. 

Esta parte de la historia me parece muy cuestionable. En primera que la autora no se atreva a dejar a Jacob solo y le inventa la “imprimación” o como se llame y que ahora por esa cosa se crea ligado sin otra posibilidad a Renesmé, y luego que la niña no tenga más opción que el lobo (que digo, sí que está buenazo, pero qué poca que no pueda decidir). La niña esa, que ya de por sí es rara, tiene de baby sitter al hombre lobo que será su pareja por el resto de la eternidad. WTF. 

Llega el día de la pelea. Buenos y malos se reúnen en un campo nevado. Obvio, muchos malos y pocos buenos y como cinco lobos. Y aunque Aro acepta que la niña no es ilegal, con un poco claro y desapasionado discurso, muy lejano al de Gerard Butler a los espartanos, decide que hay batalla. Pero en eso llega Alice con su parejita y sus propios testigos que demuestran que la niña no será un peligro para la comunidad vampírica. Aro le toma la mano y ve lo que ella ha visto. 
Y se desata la Gran Batalla Final. Cabezas desatornilladas, brazos mordidos, poco a poco empiezan a morir los personajes principales buenos y malos, vemos caer al patriarca Cullen, al güerucho insoportable, esperamos con expectación a que los transilvanos se venguen en nombre de Drácula, vemos morir con cierto placer a Dakota Fanning, cuyo superpoder de dolor da ñañaras, el suelo se agrieta en plan terremoto con lava a veinte metros de profundidad, se muere la mamá Cullen que es bastante sosa, caen los lobos principales, muere Aro, y cuando estábamos a punto de cantar victoria, ¡pácatelas! Que todo era un sueño, la visión de futuro de Alice, y Aro, temeroso y cobarde, retira a su clan y en realidad no hay batalla, y como final de Disney, todos son felices para siempre, nadie muere, nadie pierde, nadie sufre. Qué falta de valor. Nada que ver con la batalla final de Harry Potter, qué dolor ver morir a tan queridos personajes (bueno, error mío andar haciendo comparaciones incomparables, no seguiré por ahí).

Sangre, muerte, escabechina, violencia, mordidas, seducción, pasión, manipulación, venganza, estacas, ajo, la oscuridad de la noche, el conflicto de la inmortalidad, del asesinato, de beber sangre humana, todo esto NO es Twilight. El género vampírico se retuerce de vergüenza cada vez que le achacan esta historia a su acervo. Bueno, es que es de vampiros enamorados, dicen muchos. Y el género romántico estalla en lágrimas de rechazo, porque ¿romántica? no leí los libros, pero en las películas con semejante dizque actriz, no me queda claro cómo esto pueda causar algún tipo de suspiro. ¿Qué vampiro de más de cien años de experiencia se va a enamorar de una emo deprimente y sin personalidad? ¿Cómo sentir atracción por un vampiro que con esa experiencia de vida parece no haber aprendido nada y prefiere ir a la secun? El único suspiro que entiendo, es el cachondo hacia el lobito. Pero entonces, los hombres lobos del mundo, enormes y peludos se ríen burlones de este lampiño lobucho al que pueden partirle la crisma en un segundo.

No es fácil separar la historia del libro y la película. La historia es mala, la película también. Hay graves problemas de dirección, de diálogo, y sospecho que de edición de escenas en cuanto a qué poner y qué quitar del libro. El inicio es lento, parecen postales, como regalándoles a los fans imágenes finales y muy románticas de sus personajes. La historia no da el largo de la duración y tiene mucha paja. La batalla final deja mucho que desear. El destornillamiento de cabezas es hilarante. Imagino con placer la versión tarantinesca… 

Por más ñoña que sea la historia es increíble que no haya más sangre y que no se saquen los colmillos a todo pasto. No hay sentido del humor (ni involuntario, más que lo de las cabezas), son los vampiros más solemnes y menos sufridos… son los vampiros con menos convicción de la historia.

Salgo del cine, aliviada al pensar que esta saga ha terminado por fin y esperanzada de que sea rápidamente olvidada. Desgraciadamente ha dejado una modilla vampírica sosa y adolescentil, mucho mucho dinero a los realizadores y una “actriz” unicara conocida por todos que, sospecho, seguirá apareciendo en pantallas.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

La Cabaña del Terror

Esta historia, escrita y dirigida por Drew Goddard, escritor de Cloverfield y capítulos de Buffy, Angel, Lost, Alias, y apoyado, apoyadísimo por el nombre, prestigio y trabajo de Joss Wheddon, que también escribió y produjo, es una especie de juego, una manera de darle un giro a las películas de terror. Tal vez también una manera de revitalizar el género.
Tiene de todo un poco, es una slasher movie combinada con zombies y adolescentes; también es comedy horror, con referencias a clásicos del terror y juega con todos los elementos típicos de una película de este tipo.

El lema del cartel, que por cierto, me gusta muchísimo, es "You think you know the story" y ahí radica todo el asunto. Uno espera ciertas cosas y estas ocurren; el clásico grupo de amigos que llega a la cabaña, la ñoña, el atleta, la rubia hueca, el payaso, el nerd, empiezan a morir de uno en uno tal cual como uno espera, dicen y hacen las mismas tonteras que en mil películas, salen de la cabaña en vez de quedarse, bajan al sótano de noche en vez de cerrarlo con candado, leen sobre un oscuro crimen que tuvo lugar ahí mismo, se burlan del viejillo creepy en vez de ponerle atención, todo esto mientras son observados por un grupo de científicos que va dirigiendo y controlando la situación en la cabaña. Eso uno NO lo espera. ¿De qué va esto? ¿Es un reality TV de terror? ¿Un experimento a lo Saw o tipo los Hunger Games? ¿Qué hacen los científicos, para qué lo hacen?
Nada de spoilers en esta ocasión. Si les gustan las películas de terror, esta vale la pena, no asusta mucho, pero es muy divertida. 
Después de la cabaña viene lo bueno. Hay que esperar las muertes de los chicos para entender las razones. 

Me gustó no saber de qué iba, me gustó el ingenio de la historia y que la trama no se adivina de antemano. Me gustó mucho el humor y las escenas de los científicos. Las apuestas que hacen y la manera en que asumen el día a día en la chamba. ¿Para quién trabajan? ¿Srán ricachones enfermos que disfrutan la muerte ajena, serán televisoras o empresas mediáticas, será algo personal relacionado con los jóvenes? Misterio.

Me gustó mucho la segunda parte y el desatado desenlace.

¡Ah! Y sale Thor, aunque se ve raro, como que perdió mojo sin melena y está más cachetón.

martes, 20 de noviembre de 2012

Skyfall

Este es el año de James Bond, celebramos su 50 aniversario con todo tipo de recuentos y trivias, que si las chicas Bond no triunfan después, que cuáles son las mejores canciones, que cuál ha sido el mejor Bond, que cuánto cuesta un martini de los que le gustan, seguro que todos tienen algún dato curioso que aportar. Pero además, este año saltó en paracaídas con la Reina de Inglaterra y estrenó su película número 23.
Si a esto le suman que el director de Skyfall es Sam Mendes y que la canción la canta Adele, mis expectativas para verla  aumentaron muchísimo y me ayudaron a olvidar la existencia de Quantum of Solace.

Una lista de agentes encubiertos en organizaciones terroristas de todo el mundo ha desaparecido. Bond es el encargado de recuperarla en un operativo en el que es accidentalmente herido por una de sus colegas. Cae a un río y al no aparecer es dado por muerto. Meses después un atentado en los cuarteles del MI6, aparentemente dirigido contra M, obliga a Bond a reaparecer. M está en líos, al perder la lista se cuestiona su desempeño y le dan a entender que es momento del retiro. Bond tiene que examinarse para ver si está en forma de regresar a la agencia y también se cuestiona su desepeño. ¿Es que el mundo ya no necesita a Bond? ¿Es que ya está viejo? ¿Es que su forma de trabajar ya no va de acuerdo a los nuevos tiempos? M y Bond se encuentran juntos en esta situación. La búsqueda de la lista continua y finalmente las pistas van a dar a un antiguo agente Raoul Silva de MI6. Raoul Silva está muy pero que muy cabreado con M, y le guarda mucho rencor por ciertas acciones del pasado y ha planeado una complicada trama para acabar con ella, pero obvio Bond no lo permite y se lleva a M a su casona familiar Skyfall, en el medio de la nada escocesa. Y aunque Bond se escabecha a todos los secuaces, M es herida y muere en sus brazos (suena cursi, pero no, es una buena escena); Silva muere también, pero no en sus brazos.
Esta M /Judi Dench es sustituida por un M/Ralph Fiennes más clásico con una oficina y una puerta acolchadita y roja como la de las primeras películas. Bond es confirmado en su puesto, Moneypenny regresa, Q también y la película termina dejando las bases para una nueva reestructura de esta serie. Una reestructura que me emociona, pues las dos películas anteriores me dejaron bastante decepcionada. Perdieron humor, trataron de ser más realistas, escribieron a un agente 007 menos mujeriego y cínico, más intenso y quesque más profundo, con la idea de traer a Bond a los nuevos tiempos y a las nuevas generaciones. Por suerte, algo de humor se recuperó con Q y algunos diálogos con M.

Aquí me gustaron muchas cosas, me gustaron las referencias a las otras películas, como la escena con el Aston Martin de Goldfinger y M diciendo que no la vaya a expulsar del asiento, o los diálogos con Q cuando sólo le da un radio. Me encantó el malísimo de Javier Bardem de Silva, la nueva futura presencia de Ralph Fiennes. La canción de Adele, ¡Uff! Y en general toda la dirección de Sam Mendes, su dirección de actores, sus elecciones visuales, como la toma de la isla neblinosa, la extraña o la desconcertante escena de la oficina vacía en Shanghai. La historia, como suelen ser las historias se este tipo, es desatada y con alguna que otra discrepancia, pero es James Bond y mientras nos garantice momentos de diversión, estos detalles son menores y tolerables. Me parece que esta es una de las mejores películas del 007 y me reconcilio un poco con que Daniel Craig sea Bond.

Lo que sí que no me gustó fueron los créditos iniciales. Y eso es grave porque desde ahí me empiezo a emocionar. Temí un poco por unos momentos, pero bueno, luego me olvidé y disfruté lo más importante.

En conclusión, un buen Bond para el 50 aniversario.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Ralph El Demoledor

Ralph el Demoledor está cansado de ser el villano en el videojuego donde trabaja. Está cansado de que Fix-It Felix sea el héroe al que todos acuden. Ralph no se siente tan malo, cree que es un buen tipo y sólo quiere tener amigos y vivir en el pent-house en vez de en el basurero de ladrillos. Tiene tantos conflictos que acude a terapia de grupo con villanos de otros videojuegos, que le dicen que no hay nada que hacer, que tiene que aceptar su papel de malo.
Pero Ralph quiere ser un héroe, y ante la promesa de que si llega con una medalla de héroe, los "nicelanders" lo aceptarán y no le temerán, Ralph se embarca en una aventura que, sin él saberlo, generará el temor y el caos en muchos de los videojuegos del arcade. Y es que, si Ralph deja su juego, éste dejará de funcionar, y la maquinita será retirada del arcade, dejando a Felix y a los nicelanders fuera de la jugada. La cosa se complica cuando al conseguir su medalla en otro juego y escapar en una nave para salirse con la suya, un virus alienígena del juego se escapa con él y empieza a contaminar el siguiente mundo al que llega Ralph. Este virus podría contaminar el resto de los videojuegos, así que la heroína de Hero´s Duty, Calhoun, junto con Felix que busca a Ralph, se adentran al melosísimo y colorido mundo de Sugar Rush en donde se estrelló la nave con Ralph y el alien. Aquí todos tienen muchas aventuras, Ralph pierde su medalla a manos de una traviesa niña llamada Vanellope, Felix es atrapado y encarcelado en el castillo del Rey Dulce, y Calhoun se encuentra con que el alien se ha reproducido deliciosamente en el nuevo mundo.

Obvio, después de mucha acción, lecciones de amor y amistad, aceptación de uno mismo, generación de auto confianza y seguridad, la historia tiene un final felicísimo, como es de esperarse en una película de Disney.

A mí, Wreck-It Ralph (Rich Moore, 2012), me decepcionó más de lo usual. Esperaba más temática de videojuego, más presencia de personajes como daban a entender en el tráiler, sólo que lo del tráiler es lo único que sale. Los carteles también son tramposones porque ponen a Sonic, a Qbert, a los de Street Fighter, como si fueran personajes secundarios o sidekicks de Ralph, y son más bien extras. 
Esperaba que jugaran más con el lenguaje de los videojuegos. Me gustó la idea del mundo detrás de las maquinitas, de la vida de los personajes cuando se cierra el arcade y del temor de que uno u otro juego desaparezcan. Me gustó el conflicto de Ralph, sus terapias con los otros malos. Pero no me gustó mucho cómo se distrae la historia principal con la presencia de Vanellope y sus propios problemas. La película se estanca en esa aventura; que si esto fuera una serie de tele, estaría bien como un capítulo en la vida de Ralph, pero nada más, aquí es excesivo y un poco cansado. Pero claro, aquí aparecen un montón de marcas patrocinadoras, supongo que eso gana espacio en la historia.

Confieso que un gran problema en Sugar Rush, además de que me empalagué, tiene que ver con la voz en español de Vanellope. ¡Estuvo horrible! Muy distractora. Al principio, como la niña no hablaba mucho no había problema, pero en cuanto aumentó su participación, me empezó a chocar algo, y ¡zas! que resulta que nos estaba hablando la Chilindrina. ¡Qué espantosidad! En primera es la voz de una viejita y en segunda ya no le da para mucho y menos para las necesidades expresivas de un personaje infantil.

En fin, una película bastante intrascendente. No encuentro nada que la destaque, ni en la historia, ni en la animación, ni en el mensaje. En la mayoría de las películas de Disney los personajes secundarios son muy destacables y en general más padres que los principales, aquí ni eso.
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