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lunes, 2 de enero de 2017

Tickled

Un reportero de cultura pop neozelandés llamado David Ferrier, se topó con un curioso concurso en internet que le pareció apropiado como su nuevo proyecto periodístico. El anuncio que vio era sobre una invitación a chicos jóvenes y musculosos a un concurso de resistencia de cosquillas.
Intrigado, se puso en contacto con la empresa gringa que lo organizaba, Jane
O´Brien Media. Las respuesta que obtuvo fue extraña, grosera y desproporcionada, que no querían tener ningún contacto con él que era homosexual, que el concurso no era nada gay y que él era un tal por cual. Ferrier se intrigó más y siguió investigando sobre esta empresa. Decidió hacer un documental. Y la desproporción aumentó cuando recibió el aviso de que iba a ser demandado en EUA y que los abogados de la empresa iban en camino. Le advirtieron que no se metiera con ellos, que dejara el asunto en paz, que los involucrados tenían mucho dinero y poder. ¿Y qué hizo él? Pues seguir investigando, por supuesto.

Y es que, ¿por qué por algo tan inocente como las cosquillas, las cosas se le estaban complicando tanto? Los videos y la mera idea del concurso sí que eran un poco extrañas, pero no indicaban nada más, no anunciaban nada porno, nada ilegal o incorrecto.

Se enteraron de una sesión de "casting" en LA y voló allá junto con su equipo. Trataron de entrevistar a antiguos participantes y ex participantes, y sólo uno aceptó. Cuando cuenta que después de inconformarse por la subida a internet de su video sin su consentimiento, la empresa lo empezó a bullear y a acosar terriblemente, que le hizo una página con su nombre y subió todos sus videos, que mandó mails a sus trabajos para destruir su reputación, esta aventura periodística empieza a tomar un cariz de thriller psicológico, súper creepy.

Ferrier sigue indagando y descubre que esta historia es más antigua de lo que creía y que en los noventas había una tipa haciendo lo mismo y amenazando de la misma manera a los chavos participantes y a sus empleados. Además, en el pasado un par de periodistas, cada uno por su cuenta, habían investigado al respecto. Ferrier ató investigaciones y se dio cuenta de que la tipa noventera y la empresa actual estaban relacionadas.

¿Con qué fin se hacen estos videos? ¿De dónde sale el dinero que financia la paga a los participantes, a los reclutadores, los viajes, los hoteles, el sitio web? 

Uno imagina lo peor, trata de blancas, desapariciones misteriosas de jovencitos, páginas secretas de porno exótico, pero no, ni es sobre un inocente concurso de cosquillas, ni es sobre todo lo anterior, es aun más raro. Y tiene que ver con abuso de poder, acoso, impunidad, falsificación de documentos, y dinero, mucho dinero. 

En el transcurso de la investigación, Ferrier se enteró de que además de las demandas en EUA, estaba siendo demandado en su país e investigado por detectives privados.
Afortunadamente, hacia el final de la historia, las amenazas desaparecen.

He visto extraños documentales, y extraños documentales sobre cosas relacionadas con internet, con redes sociales y demás, pero esta historia las supera con creces.

lunes, 5 de enero de 2015

Wish I was here

Despúes de diez años de "Garden State", Zach Braff presenta su segunda película "Wish I was Here". Braff se mantiene fiel a su manera de contar historias, historias sobre conflictos cotidianos, de gente común y corriente; gente que busca avanzar con su vida, sin tener la más mínima idea de por dónde empezar. Más o  menos como la vida real, solo que mejor porque encuentran el camino en hora y media y acaban casi felices, o por lo menos satisfechos.

Aidan Bloom (Braff) está en la treintena, tiene dos hijos, trata de cumplir su sueño como actor y es su mujer la que mantiene la casa. Está atorado, no sabe cómo avanzar, mantiene su idea fija de actuar, sin querer darse cuenta de que su mujer Sarah (Kate Hudson), no está tan satisfecha con su trabajo. La vida se complica más cuando tienen que sacar a los hijos de la escuela privada que financiaba el abuelo, un judío muy desaprobador de la vida de sus dos hijos. Y aún más cuando el abuelo (Mandy Patinkin), les informa que tiene cáncer y pronto va a morir. Aidan entonces se ve obligado a tomar ciertas decisiones en beneficio de la familia, decisiones que no toma muy decidido. Decide hacer "homeschooling" con sus hijos, mudar a su padre a su casa y convencer a su hermano Noah de que lo vaya a ver. En el camino se reconecta con Sarah y se acerca más a sus hijos.

Tal vez la historia no es de lo más original, pero es sincera, emotiva y chistosa. Los personajes son honestos entre ellos, se ayudan a enfrentar sus miedos, sin caer en la cursilidad. Una escena bonita es cuando Aidan y sus hijos están en el desierto y el les cuenta que está atorado en su vida y Grace, la hija, le hace notar que está consciente. 
Pero hay varias escenas memorables, las que tienen el chiste de los gatitos tiernos de you tube, y las menos chistosas y más emotivas como la que ocurre entre el abuelo y Sarah, cuando ella le dice que tiene que hablar con sus hijos y decirles lo mucho que los quiere.

Está bien pensada, con buenas actuaciones y diálogos ingeniosos. Unas de mis frases favoritas:

Aidan: "But what about my dream? Doesn’t God believe in my “pursuit of happiness?”
RABBI: No! That’s the Declaration of Independence.

It's funny, you spend your whole life hoping it'll all mean something, and ultimately it really comes down to one question in a neatly folded pamphlet. How should we deal with your bones?
 
Wish I was here es un título que da para mucho pensar ¿cuántas veces se nos han escapado cosas pequeñas y valiosas de nuestra vida chiquita, la cotidiana? ¿Cuántas veces hemos tenido que bajarle dos rayitas al acelere para pensar las cosas, para enfrentar problemas y tomar las decisiones correctas?
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