miércoles, 12 de octubre de 2011

El Bosque del Luto

La historia empieza en un retiro de ancianos, o en una especie de manicomio, no me quedó claro porque todos parecen viejos, menos el protagonista que, aunque canoso, parece más loco que viejo. La protagonista, que es una asistente, es joven, pero tiene conflictos y al principio no queda claro que es asistente, sino que está confinada también. Y es sobre la relación de estos dos. Él perdió a su mujer hace 32 años y ella a su bebé hace mucho menos. A él, ella le recuerda a su mujer y ella como que lo entiende. Un día se van en coche a algún lugar. No me enteré de si ella lo llevaba a algún lado, o sólo se iban a pasear. No se escaparon, eso sí.
En el camino, parecía que ya llevaban un buen trecho manejado, aunque a mi me dio la impresión de que habían avanzado como diez metros, el coche se descompone y mientras ella va a buscar ayuda él se baja y se adentra en un sembradío de sandías. Ella lo sigue y se van alejando del camino, del coche y de la ayuda. Acaban, en un bosque y siguen adelante y bla bla bla, al final de la peli llegan a un árbol y se acaba. Por suerte. Yo me aburrí al minuto 3, pero seguí viéndola en caso de que fuera mi mood el que se aburrió y la peli fuese una joya cinematográfica. Pero no lo fue. Entendí la mitad y la otra no me importó. El que al final llegaran a un x árbol a entrar los diarios del señor no me interesó. La extraña relación entre ellos tampoco y no me la creí. La escena del río en que ella se trauma porque él se mete (cual río arroyo de mojarte los pies) es exagerada e incomprensible. La tipa se pone súper histérica porque él se mete y en un corte de escena se ve que una enorme y amenazante corriente de agua se dirige a ellos, pero la corriente sólo se escucha y nunca llega y además esa tamaña corriente no checa con el arroyo en el que están ellos.

Pero nada de esto importa porque lo mejor es ahorrarse esta historia. Yo, gracias a que la vi acompañada, me dediqué a platicar. La escogí porque un día, navegando, me encontré con el cartel y me gustó. Pero de veras que lo único padre son los campos (supongo que de té) por los que corren los protagonistas (sí, esos que se ven en el cartel). Esperaba un poco de cultura japonesa, costumbres y tradiciones, pero tampoco.
Mogari No Mori (Naomi Kawase, 2007), ganó el Gran Prix en Cannes 2007. Y no sé qué le vieron. Pero que voy a saber yo, ¿verdad?

Tristemente es uno de esos casos que sirven de apoyo a todos aquellos que dicen que el cine de arte es soporífero (aclaro que a mí el término cine de arte como que no me gusta, pero así dicen ellos. En resumen sería algo así: CINE DE ARTE=ZZZZ). Lo bueno es que es muy probable que no vean esta peli y que cuando entremos en debate no se les ocurra ponerla como ejemplo. Y si lo hacen, pues no tendré más opción que darles la razón.

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