martes, 31 de julio de 2018

Verano 1993

En Verano 1993, la directora novel Carla Simón, relata una parte de su infancia, el verano en el que después de perder a su mamá, enferma de SIDA, se muda de Barcelona al campo con sus tíos y su pequeña prima Anna.
Pero más que contar hechos y anécdotas, la directora trata de mirar esos eventos imaginando a su ella de niña y cómo los vivió, más que cómo los recuerda ella ahora de adulto.

La cámara permanece al lado de Frida todo el tiempo, a veces en close-up, a veces a su altura, a veces como una compañera. Las conversaciones entre los adultos que se escuchan de fondo mientras Frida está debajo de la mesa, o sentada en un rincón, nos dan a entender de una manera delicada y sutil que tanto la mamá como el papá de Frida tenían SIDA y que Frida, después de muchos chequeos, está sana. Hay una escena en donde Frida se raspa la rodilla y una niña se acerca para ayudarla. La reacción exagerada de la mamá alejando a su hija nos hace temer sobre lo que le espera a Frida. Es la única escena así, afortunadamente. La línea entre el dramón y el drama diría yo.

La historia se centra en la adaptación de Frida a su nueva casa. De visita a hija. El resto de la familia la quiere mucho, en fines de semana llegan los abuelos y las tías. La relación con sus nuevos padres tiene sus altibajos, sobre todo con Marga. El cambio al campo no es fácil, explora su nuevo mundo con curiosidad, pero no es su casa, no es su familia, no es su mamá, es la mamá de Anna.
Frida tiene 6 años, de repente se comporta como una niña normal, juguetona e inocente, luego como una niña malcriada, manipula y se inventa cosas con las otras tías, y le hace un par de chingaderas Anna, que por cierto, es fantástica.
De hecho, las actuaciones, todas, están muy bien. Evidentemente, la sorpresa es la niña Laia Artigas/Frida. La relación entre las dos niñas y los padres fluye de manera natural. Hay pequeños gestos y caricias que se sienten espontáneos y sinceros.
Leí por ahí que muchas de las escenas entre ellas y supongo que algunas con los adultos, fueron improvisadas para que hablaran a su modo y jugaran a su modo. 
Detrás de todo se nota un gran cuidado en la dirección de actores porque el resultado es una película emotiva, honesta, que no cae en el lagrimón y sí, al final lloramos con Frida cuando finalmente le cae el veinte sobre su nueva realidad, una en donde tiene unos nuevos padres y una hermanita y va a empezar el cole.

lunes, 30 de julio de 2018

Rock'n Roll

Guillaume Canet escribe, dirige y actúa esta sátira sobre sí mismo, sobre su vida alrededor del cine y los rodajes, sobre su vida doméstica. Le acompañan amigos actores y celebridades francesas (al ser francesa esta peli, pueque se nos escapen algunas personalidades, que suene un poco a chiste interno, pero no es grave), como Gilles Lellouche, Yvan Attal o Ben Foster. También aparece su pareja de la vida real Marion Cotillard, que está por cierto, muy divertida. 
Guillaume está filmando una película en donde es padre de una chica veinteañera y cuando esta chica, Camille Rowe (modelo) como Camille Rowe, le dice que ya está grande, que ya no tiene Rock'n Roll, a él, un jovenazo de 42 años, entra en conflicto y en crisis y trata de demostrar que es todavía muy cool y bad-ass. La chica nunca lo dijo de manera despectiva, sólo que ya era más doméstico, con obligaciones y demás.
Su mujer Marion, está ocupada en estudiar un nuevo papel y no lo pela. Por cierto, estas escenas en donde habla francés quebequés y le ponen subtítulos, son muy divertidas.
Sus amigos tampoco le hacen mucho caso, han asumido la edad y ya está.

Al principio esta crisis de edad va un poco sobre querer hacer papeles de más joven, empieza a estar en desacuerdo por ser el padre de la chica en la peli porque es muy joven, trata de ser más amiguero y hacerse el duro y el rebelde. Se va de fiesta , se emborracha y toma drogas, y las cosas van empeorando, el ritmo aumenta y el absurdo y el ridículo también. Sus agentes están hasta la madre porque han perdido dinero con la película y el nuevo proyecto de hacer una película sobre su Marion no avanza y a cambio Guillaume les propone una película sobre él.

Es divertido, Canet se presta a hacer estas cosas, a hacer el tonto, le encanta la idea de haberse hecho un poco viral cuando lo filman drogado y borracho.

Desde fuera, me gusta que se haya prestado a todo eso, tanto él como Marion y el resto de los colegas. Me gusta esa parte de no tomarse en serio, de exagerar esas cuestiones como el tipo de papeles que ahora le dan, que ya no son de jovencito.

La última parte se desata. Guillaume cambia su froma de vestir, le entra el valemadrismo, y empieza a hacerse cambios para verse más joven. Cambios a la Mickey Rourke, digamos. Y el resultado es un tanto aterrador.

No estoy segura de que me haya gustado mucho esta parte, es increíblemente exagerada. Se distancia de todo, se ve horrible todo cirujeado, parece estar en una burbuja en la que efectivamente ahora se ve más joven y es más cool, pero en realidad los jóvenes se burlan un poco y los amigos están incómodos. Es una parte rara, y mis opiniones están desconcertadas. Por una parte aprecio la valentía de hacer algo totalmente desatado y absurdo sin la típica lección de aceptarse como es, con su edad y sus elecciones y por otra me cuesta trabajo creer que realmente se cree y se siente mejor. Además, sigue sin tener rock'n roll, pobre. 

La última escena, con la reunión familiar y lo que le sigue es, a pesar de todo lo desconcertante, un cierre tronchante. Y una especie de desafío, sí iba sobre una crisis existencial y cerré con una broma.

domingo, 29 de julio de 2018

El malvado zorro feroz

De los directores de la tierna y emotiva Ernest & Célestine, llega esta divertidísima comedia de aventuras en la granja.

Está dirigida por Patrick Imbert y Benjamin Renner, basada en el exitoso cómic de éste último, con los mismos dibujitos y todo.

Ah cómo hacen falta películas así, o más bien cómo hace falta que estas películas, tan distintas a las de Disney/Pixar/Hollywood, lleguen a nuestras audiencias infantiles (bueno, de todas las edades). No es necesario que la animación sea súper realista, que se vea cómo se mueven los pelos, ni que tenga volumen 3D para que funcione. No es necesario que el personaje persiga sus sueños y se rodee de sidekicks divertidos. Ya chole con la búsqueda de los sueños, con el aceptarte como eres y que no hay nada mejor que la familia. Todo eso está muy pero que muy bien, pero es la temática de cada verano, de cada navidad.

El gran zorro feroz en cambio, es sencilla y súper divertida. Está llena de gags de humor ingeniosos, tanto en los diálogos, como en las acciones y en las barbaridades que hacen o les pasan a algunos de los personajes. Las tres historias están muy bien, son chistosas, un poquitín tiernas (lo justo). Si nos vamos a darles mensajes y valores, bueno, pues habla del sentido de comunidad, de pertenencia, de ayudarse los unos a los otros. Pero todo de manera natural y fluida. 
En el primero los personajes tienen que cuidar y llevar a la bebé Pauline a casa porque la cigüeña se lastimó un ala. Las cosas no son tan fáciles y se meten en un montón de líos.
En el segundo, el zorro, que no logra ser malvado y feroz como el lobo ante las gallinas, decide probar con los pollitos y se roba unos huevos, solo para que estos al nacer lo tomen como su mamá. ¡El sólo quería dar miedo y comérselos cuando crecieran!
Y en el tercer cuento, el cerdo se ve envuelto en los líos del conejo y el pato que creen en Santa Claus y se une a ellos para salvar la Navidad. No puede negarse cuando una pequeña perrita convence a su aterrador padre y a su pandilla para ayudarlos.

Además de todas esas cosas buenas, los dibujos son fantásticos, y los colores y texturas de acuarela le dan un aire distinto. Antes de saber que venía de un cómic, la describí como que parecía cómic, por la coloreada, el trazo, las expresiones.

Ganó el César 2018 (el Oscar francés) en animación. Tal vez, eso llame la atención de las distribuidoras y la compren. Ojalá.

jueves, 5 de julio de 2018

Cuerpo de élite

Me topé con esta peli en Netflix. No sabía que esperar. Y para mi sorpresa me reí mucho. Es una película bobísima. 

La premisa la conocemos de sobra. Tontos engañados y ensalzados, sólo para ser manipulados.

Un grupo de agentes de los diferentes cuerpos de seguridad de España ( lean el cartel), desadaptados/ incompetentes/ imbéciles (menos la chica, a ella sólo no le va bien por ser mujer y guapa), son convocados para formar parte de un exclusivo y ultra secreto cuerpo de élite bajo las órdenes de la agencia de inteligencia española. Aparentemente hay una amenaza terrorista y ellos son los indicados para salvar al país. Evidentemente, es todo súper trácala porque el picudo jefe es mega corrupto y necesita inútiles que no cachen su movida y/o títeres que hagan lo que necesita. Pero estos tipos, entre todas su peculiaridades, son honestos y tenaces, y sin querer y con mucha chiripa, complican tremendamente las oscuras intenciones del jefazo.

No hay mucho más que decir sobre la historia. Termina bien y no es spoiler.

Y es muy cagada. Políticamente incorrecta (ya saben, uno de mis humores favoritos). Le llueve un poco a todos, a los catalanes, a los vascos, a los madrileños, hasta a los gallegos. Y el legionario que nació en Ecuador, pero es más nacionalista español que todos, es divertidísimo.
Hay escenas de acción a lo Misión Imposible estilo Mortadelo y Filemón, y una escena con una "Q" española que es tronchante. Esta sí no se las cuento, pero tiene que ver con los acentos y las maneras de hablar de las diferentes regiones; todavía la recuerdo y me río. 
Hasta el personaje más bad-ass de todos, una superviviente del antiguo cuerpo de élite, la que al final de todo los guía al éxito, tiene un final de carcajada.

Ideal para un rato de fuga y bobera.

miércoles, 4 de julio de 2018

How to talk to girls at parties

John Cameron Mitchell es el director de Hedwig and the angry inch (2001), una peli que me impactó, entre otras cosas, por su energía explosiva y su increíble música. Sus siguientes dos películas, Shortbus y Rabbit Hole, son bastante distintas, pero en general este director tiene algo que me atrae y me fascina.

Si a eso le sumamos que esta nueva está basada en un cuento de Neil Gaiman, bueeeeeno, pues las expectativas eran mucho mayores. How to talk to girls at parties tiene muchos de los elementos de Hedwig, en cuanto a la energía, a la música, al humor. No estoy segura de que el resultado sea de diez, hay partes un poco más flojas que otras, o es que hay tantas pequeñas historias, que distraen un poco de la historia central, que es a fin de cuentas un romance entre dos adolescentes. 
Solo que ella es una alien. Se llama Zan (Elle Fanning) y pertenece a una raza de aliens muy rígida, con clanes y reglas estrictas, que se destaca porque los mayores se comen a sus hijos. Ahora están de turismo, conociendo la Tierra y Zan quiere algo más. Entonces, conoce a Enn, un adolescente que en la época en la que ocurre la peli, la Inglaterra de los 80's, vive y respira punk. Zan quiere punk y convence a su "líder" de que le de 48 horas de libertad para explorar el mundo por su cuenta. Enn la lleva a conocer a la gran estrella del punk local Queen Boadicea (una Nicole Kidman que se ve que se divirtió con este papelito). 
Ambos, Enn y Zan, están encantados con su incipiente relación. Zan observa y explora todo con suma atención, Enn, no puede creer que esta chica quiera con él (él y sus amigos han llegado a la conclusión de que Zan y sus colegas vienen de LA porque son realmente extraños y diferentes). 
Boadicea organiza una tocada y lanza a Zan a cantar una canción. Es una de mis escenas favoritas. Zan entra en punk mode y Enn en un extraño trance. El resultado es galáctico y el público enloquece.

El tiempo de gracia se acaba. Zan tiene que tomar una decisión. La película se desata, la confrontación entre humanos y aliens, es por momentos muy cagada. Al principio estos eran más bien distantes e indiferentes, pero hacia el final son más de chiste, y se rebelan un poco. Entonces esa distancia y frialdad que los caracterizaba, parece más bien ridícula.
Aún así, hay momentos muy graciosos y divertidos.

La música está súper, los diálogos y las actuaciones también. Además de la aparición de la Kidman, Ruth Wilson es líder de una de las tribus alienígenas y es casi tan inquietante como en Luther; y Matt Lucas de Little Britain, pero no le sacan tanto provecho.

Aunque la disfruté y me entretuvo, terminó la película y me quedé pensando es que no estaría mal volver a ver la de Hedwig.
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