Matko y Zare, padre e hijo. Matko es medio pendejo y es fácil de estafar. Se le ocurre un negocio para comprar un tren con tanques de gasolina, pero necesita más dinero del que tiene. Le pide ayuda a Dadan, el mafioso de la zona, que lo estafa y lo deja con una deuda enorme. Para pagar esta deuda Matko acepta casar a su hijo con la hermana enana de Dadan. Zare está enamorado de Ida y la hermana enana, Afrodita, espera al hombre de sus sueños, uno muy alto. Ida tiene una abuela que planea casarla con Dadan. El abuelo de Zare sale del hospital y tiene dinero para asegurar el futuro de su nieto. El abuelo también tiene un viejo amigo que decide ir a visitarlo. Lo lleva su nieto, que es el hombre alto de los sueños de Afrodita. Los viejos amigos piensan, gracias a Matko, que el otro está muerto, y vaya sorpresa cuando no es cierto. Los novios no se quieren casar y no les queda más remedio. Dadan sigue tomándole el pelo a Matko. Matko no se preocupa de lo que le ha hecho a su hijo. Y la cerda se sigue comiendo el coche. El día de la boda, todos se encuentran y reencuentran y enamoran. Unos mueren y reviven, otros se escapan y son felices. Otros retoman la vida tal cual la habían dejado y buscan nuevos chanchullos qué hacer.
Crna macka, beli maco (Emir Kusturika, 1998), es una película muy divertida, desatada a un ritmo acelerado. Llena de personajes extrañísimos (la enana y el gigante, las vampira, los abuelos, Ida...), gitanos que hacen chanchullos, gitanos que se dejan hacer chanchullos, escenarios muy peculiares, con construcciones que parece que se van a derrumbar, y llenas de cachivaches; la casa roja con ruedas, y al fondo en el río, el elegante y contrastante crucero. Con música y fiestas a todo pasto, esa música tan característica en las películas de Kusturika. Con escenas tronchantes: reí y reí con Dadan, es odioso, tramposo, pero su "Pitbull...terrier", es fantástico; y al final cuando se limpia con el pato, bueeeeeno.Y aunque se espera el Happy End, la película da y da, escenas maravillosas. Numerarlas sería contar con detalle la película entera. Diría que es una comedia de pastelazo, de enrredos, pero a la gitana, nada a lo que estamos acostumbrados, a menos que conozcamos las otras películas del director. Nada que ver con el cine comercial. Entendería mucho el desconcierto al empezar a verla, tal vez hasta el aburrimiento por lo extraño, ¡pero a superarlo! porque vale la pena verla.
Crna macka, beli maco (Emir Kusturika, 1998), es una película muy divertida, desatada a un ritmo acelerado. Llena de personajes extrañísimos (la enana y el gigante, las vampira, los abuelos, Ida...), gitanos que hacen chanchullos, gitanos que se dejan hacer chanchullos, escenarios muy peculiares, con construcciones que parece que se van a derrumbar, y llenas de cachivaches; la casa roja con ruedas, y al fondo en el río, el elegante y contrastante crucero. Con música y fiestas a todo pasto, esa música tan característica en las películas de Kusturika. Con escenas tronchantes: reí y reí con Dadan, es odioso, tramposo, pero su "Pitbull...terrier", es fantástico; y al final cuando se limpia con el pato, bueeeeeno.Y aunque se espera el Happy End, la película da y da, escenas maravillosas. Numerarlas sería contar con detalle la película entera. Diría que es una comedia de pastelazo, de enrredos, pero a la gitana, nada a lo que estamos acostumbrados, a menos que conozcamos las otras películas del director. Nada que ver con el cine comercial. Entendería mucho el desconcierto al empezar a verla, tal vez hasta el aburrimiento por lo extraño, ¡pero a superarlo! porque vale la pena verla.
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