Siempre hay que ver las películas de Werner Herzog. No importa si
son documentales o ficciones. Su visión, su presencia, su voz (la de
física y la poética) siempre tienen algo interesante que decirnos.
Into the Inferno es una película producida por Netflix, basada en el
libro de un Clive Oppenheimer, un vulcanólogo, en el que habla sobre
grandes erupciones volcánicas. Es este documental viajamos con
Herzog y con Oppenheimer por muchos de estos lugares, islas del
Pacífico, Indonesia, Islandia y su impronunciable y famoso volcán que hace unos
años lleno de cenizas Europa, volcanes con el magma a la vista (no hay muchos de estos), un
volcán en Corea del Norte (sí, les dieron permiso de entrar a Corea
del Norte), y una iglesia con forma de pollo.
No es un documental científico, que hable técnicamente sobre los
volcanes, es más sobre la presencia de estos y su influencia en los
pueblos que están cerca, y sobre su influencia en el Hombre en
general.
El mismo Herzog ha estado atraído por los volcanes desde hace años. Hace mucho filmó un documental sobre uno en La Soufriere de Guadalupe. Pero lo que más le interesaba ahí resultó ser uno de los habitantes que no quiso evacuar la isla. Cuando filmó Encounters at the end of the World entró en contacto con Clive y el resto de los vulcanólogos de la estación y de ahí surgió este proyecto.
Las imágenes de los volcanes, de la magma, de los paisajes, son espectaculares, impresionantes. Si que se siente la energía de los volcanes y sí que se entiende su influencia en las culturas que lo rodean. Una parte que me gustó mucho es cuando hablan sobre la explosión Laki en Islandia. Vemos un paisaje increíble, mientras Clive narra la famosa explosión que tuvo lugar como en el 1700 y pico; una grieta de más de veinte kilómetros con muchísimas chimeneas activas, salió una cantidad alucinante de lava. ¡Fuentes de lava! Cascadas y ríos de lava inundaron los valles.
A pesar de estas partes tan bien logradas, hay un par de momentos que rompen un poco el ritmo y divagan sobre otras cosas. Uno de ellos, es la parte que ocurre en Corea del Norte. El monte Paektu es un volcán importantísimo para los coreanos, incluido el mismísimo Kim Il-sung. Es interesante lo que ocurre en estas escenas bajo la guía de Herzog. El mero hecho de que haya podido entrar, es de destacar. En unos pocos minutos logra un retrato de una corea que es raro ver, aunque no nos extraña lo que vemos. Entrevistas con fórmulas súper hechas y elogios interminables hacia el Presidente Eterno Kim Il-sung.
Y así como lo de Corea, la escena con los paleontólogos en África, también merece un espacio aparte. Ocurren cosas muy interesantes, pero no encajan del todo bien con el resto del documental.
Como tip final, si un día se encuentran en un cráter, recuerden que puede haber explosiones en cualquier momento. Cuando eso ocurra y vean bombas de lava volar por los aires, no corran, ni se agachen, chequen cuál de esas bombas les puede caer a ustedes y háganse a un lado. ¡Así nomás!
El mismo Herzog ha estado atraído por los volcanes desde hace años. Hace mucho filmó un documental sobre uno en La Soufriere de Guadalupe. Pero lo que más le interesaba ahí resultó ser uno de los habitantes que no quiso evacuar la isla. Cuando filmó Encounters at the end of the World entró en contacto con Clive y el resto de los vulcanólogos de la estación y de ahí surgió este proyecto.
Las imágenes de los volcanes, de la magma, de los paisajes, son espectaculares, impresionantes. Si que se siente la energía de los volcanes y sí que se entiende su influencia en las culturas que lo rodean. Una parte que me gustó mucho es cuando hablan sobre la explosión Laki en Islandia. Vemos un paisaje increíble, mientras Clive narra la famosa explosión que tuvo lugar como en el 1700 y pico; una grieta de más de veinte kilómetros con muchísimas chimeneas activas, salió una cantidad alucinante de lava. ¡Fuentes de lava! Cascadas y ríos de lava inundaron los valles.
A pesar de estas partes tan bien logradas, hay un par de momentos que rompen un poco el ritmo y divagan sobre otras cosas. Uno de ellos, es la parte que ocurre en Corea del Norte. El monte Paektu es un volcán importantísimo para los coreanos, incluido el mismísimo Kim Il-sung. Es interesante lo que ocurre en estas escenas bajo la guía de Herzog. El mero hecho de que haya podido entrar, es de destacar. En unos pocos minutos logra un retrato de una corea que es raro ver, aunque no nos extraña lo que vemos. Entrevistas con fórmulas súper hechas y elogios interminables hacia el Presidente Eterno Kim Il-sung.
Y así como lo de Corea, la escena con los paleontólogos en África, también merece un espacio aparte. Ocurren cosas muy interesantes, pero no encajan del todo bien con el resto del documental.
Como tip final, si un día se encuentran en un cráter, recuerden que puede haber explosiones en cualquier momento. Cuando eso ocurra y vean bombas de lava volar por los aires, no corran, ni se agachen, chequen cuál de esas bombas les puede caer a ustedes y háganse a un lado. ¡Así nomás!
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