En esta secuela, Machete, en misión ultra secreta solicitada por el Presidente de EUA (un Charlie Sheen bastante contenido, extraño), tiene que ir a Acapulco y eliminar a Mendez (¿¡¡¿por queeeeee por queeee tenía que ser Demián Bichir?!) un tipo loco con personalidad múltiple que amenaza con lanzar un misil a Washington si no intervienen en México y acaban con los cárteles de la droga. No es una misión fácil pues en el camino Machete se enfrenta con muchos enemigos y enemigas que le quieren patear el trasero. La trama se complica absurda y exageradamente cuando aparece en escena Voz (un desquiciado Mel Gibson) que en plan Pinky y Cerebro quiere destruir el mundo y vivir en el espacio con una selecta sociedad.
Machete Kills (Roberto Rodriguez, 2013) está bastante dispareja. El inicio inicio es alucinantemente divertido, pero toda la onda en México con el Bichir es algo cansada, y poco novedosa. Rápidamente se da uno cuenta de que la fórmula se ha agotado. Claro que hay una que otra cosa divertida, claro que hay unos cuantos buenos golpes, unos cuantos chistes internos, pero no son suficientes para sostener 107 minutos de película. La persecución de las prostitutas, la persecución de hombres de los cárteles, no son suficientemente desatadas y Machete no machetea con espectacularidad (la escena de macheteo que más me gustó fue la que hace con las hélices del helicóptero). Y luego toda la segunda parte con Mel Gibson en escenarios de Dr. No, Moonraker o cualquier película de James Bond viejita, es medio rara, y poco activa.
Me quedo con los machetes que le van regalando a Machete en el camino y con el personaje del Camaleón que me pareció divertidísimo y no no del todo aprovechado y la pelea entre Miss San Antonio y Michelle Rodriguez.
Ahora sí no espero con ganas la siguiente parte; mejor que ahí se quede.
Ahora sí no espero con ganas la siguiente parte; mejor que ahí se quede.
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