The Butler (Lee Daniels, 2013) relata la historia de un mayordomo (el insufrible Forrest Whitaker) que sirvió a ocho presidentes en La Casa Blanca a lo largo de más de treinta años. Está basada libremente en hechos reales de la vida del mayordomo Eugene Allen.
Cecil Gaines, Whitaker, se salva de una dura vida en una plantación de algodón y se convierte en un sirviente o como es llamado, un "House Negro", que eventualmente termina trabajando en La Casa Blanca. Su presencia ahí nos permite ver el paso de la historia y de grandes eventos como la lucha por los derechos civiles, con la integración de blancos y negros en las escuelas, con la amenaza de las Panteras Negras, la Guerra de Vietnam, y terminando felizmente con la elección de Obama.
Pero la película no es sólo una pasarela de actores caricaturizados en presidentes (¡qué onda con la nariz de John Cusack! Parece que se la quitaron a un enano del Hobbit), o una de esas forzadas casualidades a lo Forest Gump (pero sin el candor) en que todo lo importante le afecta más a él que a los demás. El director trata de mostrarnos un personaje profundo y complejo, exitoso en su trabajo, pero con problemas familiares, una esposa que se siente abandonada, un hijo que muere en Vietnam, otro que lucha y cuestiona la situación de los derechos civiles, que lucha contra el racismo y rechaza la posición y logros de su padre.
Pero a mí no me convence, ni me parece un personaje interesante. El que el hijo esté presente en todos esos eventos tan de cerca, como en el caso de Martin Luther King Jr., la hace más una película de pedido, que un interés genuino y personal del director. Abarca más de lo que puede y tiene problemas de ritmo y cohesión. Se distrae con lo histórico y descuida lo personal, lo interior, lo familiar. Con una escena de Oprah borracha no es suficiente para retratar todo el entorno.
Es una de esas películas "diseñadas" para ganar. Como una pintura de pintar por números, The Butler cuenta con todos los elementos para ser un éxito y ganarse nominaciones a los Oscares. Tiene un tremendo reparto; no soporto al Whitaker, pero bueno tiene su reputación, Oprah está muy bien, salen de acompañantes Terrence Howard, Cuba Gooding Jr., Lenny Kravitz, y de presidentes Robin Williams, John Cusack, Liev Shreiber, Alan Rickman, Jane Fonda, y más inútilmente, pero con renombre, Mariah Carey, Vanessa Redgrave. A mí me parece que no es necesario que salgan, pues la historia no cambia ni mejora con o sin ellos, bueno, tal vez mejore, pero no son relevantes, más que para que aparezca la listota de reparto en el póster.
El reparto y el tono hacen que cualquier posible cosa interesante como los aspectos raciales, laborales y civiles pierda fuerza, para dejar al final una cosa correcta, superficial, polémica (en dosis contenidas y pequeñitas) y vitoreadora de la presidencia actual.
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