lunes, 28 de diciembre de 2015

Turbo Kid

Una de mis películas favoritas de este año fue la de Mad Max: Fury Road.
Turbo Kid (François Simard,  Anouk Whissell,  Yoann-Karl Whissell,  2015), la peli,  no el kid,  es el hijo adolescente de Mad Max,  la peli. Está divertida,  llena de salpicazos de sangre absurdos,  bobos,  chistosos,  hecha con más  entusiasmo que contenido. 

Estamos en el futuro 1997.  El mundo se ha ido al traste.  Hay muy poca agua,  poca gente, poco futuro.  Un chico,  el Kid, ha logrado sobrevivir solo en este mundo de canallas y tíos raros. Es un mundo ochenterísimo en donde todos se mueven en bicis BMX (lol).
Un día aparece Apple y se hace su amiga. Apple es una chica un poco estúpida que conquista nuestros corazones.  Y resulta que no es una chica, sino un robot amigable. Otro personaje u aliado del chico es un vaquero rudo que más o menos mantiene a raya al villano de la zona,  Zeus. 
En un momento dado, las circunstancias se ponen peliagudas. La buena suerte ayuda al chico y la necesidad de salvar a su amiga lo transforman en Turbo Kid, su versión personal del héroe favorito de los cómics,  Turbo Rider.
Junto con sus dos amigos,  Turbo Kid trata de acabar con Zeus y su secuaces.  No es fácil,  pero tras varias luchas sanguinolentas (de esas en donde sale sangre chistosa a chisguetes),  cortes  de cuerpos por la mitad,  entrañas esparcidas y disparos a lo power ranger,  lo logran. 
Como dije al principio,  es una película llena de entusiasmo.  La historia no es sorprendente, la violencia y el gore son ridículas,  pero es entretenida. 

No sabría decir si es un homenaje a lo ochentero (la música,  el manejo de la cámara, los objetos) o si este colectivo de directores RKSS (Roadkill Superstar) de Montreal,  hace de esta época un estilo cinematográfico en sí.  Tendré  que checar sus cortos anteriores. 

Una manera de resumirlo es que es una película para adolescentes de los ochentas. No se qué pueda pensar un teen de estos tiempos.  Seguramente se le escapará todo el chiste de la película (guiños de humor en los diálogos,  los corazoncitos de vida de Apple o el Walkman amarillo). 

Mi conclusión  es que está visible para los ochentero con sentido del humor y el juicio relajado. 

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