Para contrastar con las noticias de corrupción en la administración de la FIFA, este documental sobre la Homeless World Cup, un mundial de fútbol que tiene el objetivo de ayudar, motivar, darles un empujoncito a personas sin hogar, para que puedan rehacer su vida. Me voy a quedar con todas las buenas intenciones del mundial y de este documental y no me meteré en rollos sobre que no solucionan la pobreza mundial.
Participan como 50 países que, a través de distintas organizaciones han seleccionado un equipo representativo de ocho jugadores. La cámara sigue a seis de esos equipos en especial a siete jugadores: dos de Irlanda, uno de España, uno de EUA, uno de Afganistán, uno de Rusia y uno de Kenia. Conocemos un poco sobre las circunstancias (muy diversas) que los llevaron a no tener hogar y sobre cómo jugar fútbol los ha motivado para seguir adelante, o aunque sea para continuar con el día a día.
Cada historia vale, es difícil juzgar o descartarlos. Hay situaciones sorprendentes como la del ruso que al mudarse a San Petersburgo y no contar con el registro adecuado no puede encontrar trabajo o rentar una casa y se queda ahí, al igual que miles (millones) más, atrapado en una situación que es tabú y de la cual no se habla y por lo tanto no se actúa en consecuencia.
O la historia del chico afgano que perdió a su familia por la violencia de los talibanes, va a refugiarse a Pakistán donde la situación está peor y regresa a su lugar de origen en donde no tiene ni para donde jalar y vive con el temor de que los talibanes lo maten por jugar fútbol. El choque cultural que vive en Sudáfrica es simpático y conmovedor.
Vemos un poco también el lado de los entrenadores y lo involucrados que están con su equipo, cómo los motivan para que salgan adelante y se preocupan por ellos. El entrenador español es uno de ellos, sabe que su equipo es malo, pero quiere que se diviertan con la experiencia y que de perdis ganen un partido para que sientan lo que es ganar. El entrenador gringo tiene que lidiar con un equipo y en especial con Craig, chico que tiene muy mala disciplina, problemas de autoridad y mucho enojo, pero lo entiende y es paciente. Al final obtiene una buena recompensa, porque aunque también es un equipo muy malo, mejoran su actitud, Craig en particular, y ganan cuatro partidos.
No se cómo se llame esta variante de fútbol, minifútbol, fútbol 4, ni idea, pero juegan tres en la cancha (canchita) y un portero. No se cómo se llame la cancha en español, en inglés le llaman pitch es como la de fútbol rápido y el partido dura poquito, y cuando cometen una falta los sacan un rato como en el hockey. Juegan un montón de partidos y van rankeándose para al final aspirar a una de las tres copas. Para los mejores la Homeless World Cup, para los siguientes la Premier y para los siguientes la Edimburgo. Este pasado septiembre fue la última copa, en Amsterdam y ahí ya había otras copas más patrocinadas por diversas fundaciones. Por cierto y sin que venga a cuento con la película ¡ganó México en varonil y femenil!
Cuento esto porque para los rusos sí que era importante ganar. En Rusia no hay homeless, según esto y ellos querían ganas para hacer ruido y que hubiera cambios en las regulaciones. Como esa en la que nuestro protagonista, Slava, no tiene un registro. Y bueno, spoiler, ¡ganan! Invictos. Y para mejor final feliz, meses después de ganar tiene casa y trabajo.
Una historia divertida es la del keniano que quiere jugar fútbol profesional y está convencido de que si en el mundial hay "scouts", lo van a llamar para contratarlo profesionalmente. Es el capitán de su equipo, no cabe duda de que es muy entusiasta y está muy motivado, pero no mete los penales y es muy gracioso cómo el entrenador se cabrea y lo regaña y le prohibe cobrarlos y él insiste y sigue fallando. Al final los kenianos ganan la copa Premier, ningún "scout" lo llama, pero él regresa a casa y aunque continúa lavando baños públicos, se convierte en entrenador.
Los irlandeses ganan la tercera división, la Copa Edimburgo, y uno de ellos Damien, regresa a vivir con su mamá y a terminar su rehabilitación por las drogas.
Sé que está difícil que puedan ver esta película, a mí me costó trabajo encontrarla, pero si se cruzan con ella, no duden en verla. Además de las historias emotivas, y la finalidad de la copa, nos recuerda algo que la mayoría podemos compartir y es el placer de jugar con la pelota.
¡Viva el fut!
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