domingo, 27 de diciembre de 2015

Mia Madre

Creo que esta es la película  de Nanni Moretti que más me ha gustado. Tendré que volver a ver la de La Habitación del Hijo para confirmar.

Como suele pasar en sus películas, es difícil decir si son comedias o dramas porque tienen un poco de las dos. Sus temas suelen ser serios y les cuela situaciones divertidas. Un poco como la vida misma, ¿no?

Margherita es una directora de cine cincuentona, divorciada, con una hija adolescente. Su vida se ha vuelto un poco complicada porque tiene que lidiar con la idea de que su madre va a morir pronto. Como parte de esta crisis, corta con su novio y tiene que continuar con la filmación de la película (una historia de carácter social sobre la lucha de unos trabajadores de una fábrica), a pesar de que su mente y su corazón están en otra parte. Y como cereza en el pastel, tiene que atender al actor gringo de "renombre" que viene a hacer el papel del nuevo dueño de la fábrica.
Margherita trata de mantenerse ecuánime, fría, eficiente, pero es distante y en ocasiones brusca. Una catástrofe doméstica la obliga a mudarse al piso de su Ada, su madre y las memorias de los últimos tiempos la llevan a poco a poco aceptar la realidad. El hermano de Margherita (Moretti), también tiene su propia crisis, aunque es el que tiene los pies en la tierra y se encarga de la mayor parte de las cosas relacionadas con su madre.

Me gustó mucho cómo está manejada la situación. Hay cosas que no se dicen, pero gracias a la buena dirección y a las actuaciones, se entienden. No hay paja, los diálogos y las emociones están en donde tienen que estar. Y para balancear esta tensión, que seguro más de uno entiende y/o ha vivido, está Barry Huggins, el actor caracterizado por un brillante, relajado y divertidísimo John Turturro. Barry Huggins es un actor hablador y extrovertido que nunca se acuerda de sus diálogos, y las escenas más divertidas de la película, se deben a eso. Como la escena en el coche, en la cual el pobre no puede actuar porque tiene que manejar un coche con tres cámaras en el cofre que no le permiten ver el camino; y antes no podía sacar la escena porque aunque decía sus diálogos y no manejaba, movía el volante como si estuviera en un camino lleno de curvas.

Ahí van el lado emocional y el lado divertido de la película, pero el verdadero tesoro es la mamá del título. No tanto la actriz, que está muy bien, sino lo que fue esa mujer que ahora es una viejecita. Ada fue una profesora de literatura toda su vida, es culta, inteligente y respetada por colegas, alumnos y ex alumnos que la tienen como un referente en sus vidas. Es generosa y dulce, y modestamente chingona. Las relaciones en la familia están bastante bien, hay roces, hay cariño, no hay excesos.

Eso me pareció muy interesante. Es un tono que no solemos ver en películas con este tipo de temática, que suelen inclinarse hacia la lágrima remi. Exageradas, en donde el padre o la madre son unos cabronazos con o sin justificación, y el hijo debe sacrificar todo para atender al padre. Aquí no, y eso está pero que muy bien.

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