sábado, 30 de diciembre de 2017

Kedi

Kedi (Ceyda Torun) es un documental sobre los gatos que viven libre y tranquilamente en las calles de Estambul.

Son parte del escenario urbano, se les ve descansando en los techos de los coches, observando gatunamente en las cornisas de los edificios, durmiendo en las bancas de los parques, en las cestas de frutas del mercado, en los baldíos o en bodegas.
No tienen dueño, pero tienen humanos favoritos a los que visitan, que los alimentan y acarician. 
La gente los conoce, les pone nombres, y los dejan ser.

Es un muy bonito documental, no porque los gatos en general sean absolutamente increíbles, sino por la convivencia de estos con la sociedad, con la gente. Se les ve sentados en una calle con mucho movimiento y no se asustan, no son perseguidos, de repente piden un cariñito y lo reciben de alguien que va pasando. En los cafés, la gente les da comida, al gatito del mercado todo el mundo lo conoce, está la gata psicópata que controla su calle, a su marido, y que se roba pescados todos los días. Hay quien se dedica a alimentar diariamente a los gatos de su zona,¡20, 30 40!  Están por todos lados y la actitud de la gente es por lo general muy positiva. No están por todos lados en plan súper creepy y de peli de horror, que reconozco que eso se les da muy bien.
Está el gato que adoptó un bistró y le dan de comer queso manchego cada que lo pide; eso sí, no le pide comida a los comensales, ni se mete al local. Y el gato que en sus rondas cotidianas incluye el departamento de una señora con gato, para comerse la comida de ese gato y bulearlo un poco, por qué no.

Y la gente los observa con detenimiento, les ponen atención y les dedican tiempo como si fueran sus dueños. No son sólo animales de la calle, una peste, un problema a eliminar. Son parte de la cultura de la sociedad. Reconocen sus beneficios, unos tan evidentes como que mantienen a las ratas a raya y otros más sutiles como que el hecho de acariciarlos, de estar en contacto por unos momentos con ellos lo puede hacer a uno muy pero muy feliz. 
Se asume con gusto la responsabilidad de echarles un ojo, de darles de comer o de llevarlos al veterinario. Uno de los tenderos dice que todos los veterinarios de la zona les fían, para casos gatunos, y que las propinas son para emergencias de ese tipo. Algunos humanos están preocupados porque al modernizarse Estambul los gatos perderán sus refugios, sus zonas de naturaleza, al cambiar la sociedad ¿los seguirán cuidando y respetando?

No es un vil video de you tube de gatitos lindos, ni una película exclusiva para amantes de los gatos, es para todos, es una lección al mundo de integración y aceptación, de agradecimiento y retribución.


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