¿Qué harías si te dijeran que quedan 24 horas para que se acabe el mundo? ¿Con quién pasarías esas últimas horas? ¿Cómo reaccionarías?
Esta película se plantea estas interrogantes y me parece que las resuelve de la manera más cercana a como nosotros reaccionaríamos. De todas las películas sobre el fin del mundo que he visto últimamente, esta es la que más me ha gustado. No es cute como la de "Un amigo para el fin del mundo", ni es un dramón. Tiene el color y la atmósfera del cartel. Esta llena de una tensa calma, una cierta tristeza y una nostalgia por todo lo que ya no será.
David y Jaime han decidido pasar ese último día juntos. Jaime se despide de su novia, pues ella tiene que pasar ese día con sus padres, y él se lleva a padre a casa de su mejor amigo que no tiene familia. A esta agridulce última cena se les unen su mejor amiga, Teresa, Silvia una desconocida que se encontró David en la calle, Charly el dealer de Jaime, y un perro.
Con un guión sencillo y lógico, con actuaciones sólidas, vemos la llegada del fin del mundo en los miedos, corajes y actitudes de los personajes. Cada uno de ellos lo asume de distinta manera. Jaime se hace el duro, pero se muere de miedo, David decide enamorarse, Silvia decide reinventarse.
No es una película deprimente, ni aplastante, es más bien realista. Y es que, no hay nada que hacer más que buscar a la gente que más te importe, comer algo súper rico, y esperar. No es como que de tiempo para lanzarte de un paracaídas, nadar con tiburones o escalar el Everest.
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