miércoles, 1 de enero de 2014

The Grandmaster

The Grandmaster (Wong Kar-Wai, 2013) está inspirada en la vida del Gran Maestro del Kung Fu, Ip Man, especialmente durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa (1937-1945). Es una meditación sobre el kung fu y la vida. 

La historia comienza cuando es designado como el heredero de las escuelas de kung fu del sur. Esta es mi parte favorita. Los distintos jefes de las escuelas lo ponen a prueba y le muestran sus más complejos y exclusivos movimientos. La coreografía marcial y la cinematografía logran unas escenas espectaculares, fuertes, enérgicas y estéticamente brillantes (de hecho así están todas las escenas de acción). 
Pero no es exactamente una película de acción. Es una película con otra velocidad. Es una película elegante, muy cuidada en el aspecto cinematográfico.

Sin embargo, conforme la historia se desarrolla se vuelve un poco confusa en las geografías y en los tiempos. 

La vida de Ip Man siempre había sido cómoda, era rico, el mejor luchador (peleador, guerrero, no se cuál es la definición adecuada ¿kungfuero?); llega la Guerra, la invasión, Ip Man nunca llega a "ejercer" como el Gran Maestro, tiene que huir a Hong Kong, pierde su casa su dinero y acaba enseñando artes marciales como uno más. 

Así que de alguna manera esta es también la historia del fin de una época dorada para el kung fu y el inicio de una nueva manera de práctica y enseñanza.

Como contraparte está Gong Er, la hija del Gran maestro anterior que rechaza el cambio, a pesar de que los antiguos modos no le han permitido ni siquiera ser considerada, pues su lugar está en casa. Gong Er, se niega a este destino, pero no es capaz de adaptarse y sus conocimientos y técnicas, mueren con ella. Me gustó este personaje. Es una elegante bad-ass. No hubiera estado mal verla pelear más.

En general me gustó la película, pero me perdió momentáneamente en varias escenas. Hay brincos temporales que no me quedaron muy claros y hay partes con mucho diálogo rápido que se me escapó a la primera.
Para los amantes de las películas de patadas, esta no es una opción, pero para los interesados en saber algo más sobre el kung fu, vale la pena. Y las escenas de acción aquí tienen un "upgrade" gracias a la edición, al entrenamiento y coreografía del Gran Maestro Yuen Woo-Ping. Nada de CGI ni cablecitos para volar.

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