About Time es la tercera película que dirige Richard Curtis, la primera fue Love Actually, la segunda no importa porque no es romanticona. También es el escritor de comedias inglesas que me gustan mucho: Cuatro Bodas y un Funeral, Notting Hill (cuando me preguntan qué película puedo ver y ver muchas veces, es esta, definitivamente), y el Diario de Bridget Jones.
Las comedias románticas son un poco como las de sci-fi en el que la suspensión de la incredulidad tiene que aplicarse con mayor énfasis si quiere uno disfrutar, suspirar y fantasear con la historia de amor. Cuando uno lo logra y además hay química entre la pareja, o de perdis el chico está guapísimo (o bueno, la chica), y hay muchas cosas lindas y coquetas con las que reír y sonreír, y tal vez una cosilla tristona para sacarnos una lagrimita, la película puede ser lo máximo, y durante una hora y media volvernos un poco sensibleros y cursilones.
Richard Curtis es un maestro para lograr esto y dejarnos al final de cada historia con nuestras sonrisas bobas y lentonas.
Al cumplir los 21 años Tim recibe la noticia de que los hombres de su familia pueden viajar al pasado. No a un pasado lejano, sino a un pasado que ellos hayan vivido. Tim decide usar este don para encontrar una novia. Tim conoce a Mary y se enamora. Después de unos cuantos viajes al pasado para arreglar el asunto, conocerla mejor y mejorar la primera cita, Tim y Mary comienzan una relación, se mudan, se embarazan, se casan y viven felices como perdices, hasta que en un girillo dramático de la historia Tim quiere regresar unas cuantas horas para reprarar unos detallines que involucran a su querida hermana Kit Kat, pero no puede porque hay ciertas limitantes con el don, y una de esas es que si regresa antes del nacimiento de su hija, es probable que esta no nazca y le salga un hijo diferente.
Esta es la única regla sobre el viaje en el tiempo que complica la historia. Todas las otras que se nos puedan haber ocurrido, tipo la mariposa y el tsunami, son omitidas. Y mientras Tim aprende de viajar en el tiempo que lo mejor es disfrutar el día a día, uno se jala los pelos pensando en todas las posibilidades, en lo que uno haría, en las posibles repercusiones de tal o cual acción de Tim, de su padre y de los anteriores miembros de la familia. Pero por aquello de la incredulidad uno lo deja pasar.
Domhnall Gleeson es un adecuadamente torpe y tierno Tim (así como Hugh Grant en cualquiera de sus papeles románticos), Bill Nighy, como es de esperar, hace un sabio, simpático y comprensivo padre, y Rachel McAdams, es la dulce y bonita Mary (esta es la presencia más floja en realidad. No por ella, sino porque no la ponen a hacer nada).
Pero la película está lejos de ser LA comedia romántica mil veces vista por alguien. Y está lejos de todas las que mencioné anteriormente. Una razón puede ser que la relación es muy fácil, el amor llega pronto, no hay dramas, a Tim no le cuesta mucho conquistar a Mary y faltan más situaciones divertidas y conmovedoras. ¡Love Actually estaba llena de ellas!
Está visible, si, pero nada de sonrisas bobaliconas...
ah, y lo del viaje en el tiempo, desaprovechado.
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