Le hubieran puesto "El portaviandas". Me parece que a cada película de comida y romance que sale le ponen el nada original título de "Amor a la carta". Bueno pues este Amor a la carta ocurre en la India.
Por error, el portaviandas que manda la solitaria Illa a su ausente marido, le llega al solitario, aburrido y un tanto amargado Saajan Fernandes que está a punto de jubilarse. A partir de ese momento estos dos personajes entablan una amistad a base de mensajitos colados en el portaviandas. Entre comida y comida (¡quiero recibir un portaviandas así cada día!), los viajes en tren, la cotidianeidad, sus vidas ya no son tan solitarias, las partes dolorosas lo son menos, el mundo a su alrededor se vuelve más nítido. Saajan entabla a su vez una amistad con un personaje muy particular, Shaikh, el sujeto que lo va a sustituir cuando se retire. Y mientras Saajan hace nuevos planes en relación a la jubilación, Illa toma valor para decidir cambios en su futuro y el de su hija.
Me gustó mucho esta película. Las actuaciones son muy buenas. La historia sencilla, tiene el balance adecuado entre drama, romance, comedia, la presencia de Shaikh y de la auntie, es muy buena.
Sí, no es de lo más original, ni tiene giros de tuerca, y sí, es un poco precedible en algunos aspectos, pero funciona tan bien que nos mete en la historia, en el mundo y nos convence; no es nada trivial y sus problemas son perfectamente comprensibles y conocidos y gracias al enfoque, al humor, no es ni cursi ni un dramón.
Pero lo que más me gustó fue el aspecto cultural. Que para mí es un plus. En la India, donde sé que la peli ha sido un éxito, tal vez esa parte no lo sea tanto, no lo sé. A mi me alucinó, en buen plan. Todo el inicio con el asunto del viaje de las loncheras me dejó boquiabierta. Los empleados contratan un servicio de entrega de lunch; a algunos se los preparan sus esposas a otros una fonda o similar. Los "lonchereros" hacen un largo recorrido para entregar los almuerzos a la persona adecuada (aunque a veces se equivocan). Un sistema tan complicado, cuando tal vez podrían comer en un restaurant cercano, o llevar ellos mismos su almuerzo, es algo incomprensible. Claro que, da trabajo a los "lonchereros"...
Y la otra cosa favorita fue la comida, ¡uff qué buena pinta tenía!
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