miércoles, 23 de enero de 2013

The Son of No One



Jonathan “Milk” (Channing Tatum con un bigote mata pasiones) es un joven policía novato al que acaban de trasladar temporalmente al precinto 118 de un barrio de Queens en donde creció. Ahí está bajo el mando del Capitán Mathers (Ray Liotta, una vez más en uno de esos papeles de los que no se ha podido librar. Me pregunto ¿cuántas veces la habrá hecho de policía corrupto? En su CV no debería de decir actor, sino actor de policías corruptos, es más, ni siquiera de distintos tipos de policía corrupto, es más bien el unicara de los policías corruptos). Por esas fechas Mathers y Stanford (Al Pacino, con una intrascendente aparición de no más de 5 minutos), que creo es alguien más picudo en el medio, han estado en medio de un escándalo de corrupción sin pruebas hasta que en un periódico se empiezan a publicar una serie de cartas dirigidas a ellos que dicen que 16 años atrás encubrieron dos asesinatos en unos edificios de la zona. Las cartas son cada vez más comprometedoras y Mathers se pone cada vez más nervioso. La reportera que publica las cartas (¡Juliette Binoche! ¿Qué estabas pensando cuando te ofrecieron salir aquí? ¡Argh!) no se amilana ante las sutiles intervenciones de la policía y sigue publicando las cartas emocionada ante la idea de hacer caer a ese par de corruptos.

A “Milk”, este asunto del pasado le afecta tremendamente y su ya complicada vida familiar se complica aún más. Y no es complicada porque tiene una niñita con problemas noooo, es porque ha tenido el mal tino de casarse con la estupidita ex de Tom Cruise. ¡Sí! Su esposa la hace Katie Holmes y es terrible. De veras, no es personal, es una amargada, mala onda y sin relevancia. Aunque esto no es realmente su culpa, la historia es malona (ay qué amable me vi) y pusieron un personaje femenino para llenar un hueco, pero nada más.

Entonces, retomando la crisis de Jonathan. Su pasado: 16 años atrás, en el edificio horrible ese en el que vivía con su abuela, había un junkie bully que le hacía la vida de cuadritos. Y un día lo mató. Con la ayuda de sus amigos Vinnie y Vicky, lo tiró a la basura. Unas semanas después otro junkie bully lo chantajeó porque sabía lo que había hecho y en un forcejeo lo tiró por las escaleras y murió. A este también lo tiraron a la basura. Stanford era detective en esa época y además el pareja del papá de Milk, que no está en escena porque murió antes de que empezara la película. Stanford, que parece ser muy inteligente, luego lueguito sabe al dedillo lo que pasó y le dice al niño que lo va a dejar pasar, pero que él tiene que vivir con eso y no contarle a nadie. Milk lo promete y Vinnie también. Pero el pobre Vinnie tiene algún problemilla mental (o quién sabe, tal vez la mamá sólo lo manda al psiquiátrico para deshacerse de él) y lo regresan al sanatorio y ya no sale de ahí lúcido.

Jonathan crece y se hace un hombre de bien. Vinnie se queda en el barrio y está fuera de órbita. Stanford se hace poderoso. Y Ray Liotta se preocupa de que las cartas los desenmascaren. Eso no me queda claro porque nunca vemos a Ray Liotta comprometido 16 años atrás. Nadie dice que fuera el compa de Stanford ni nada de nada, así que hay un hueco ahí. En una escena al final hay un diálogo en donde Pacino dice que es su ahijado, pero yo pensé que hablaba de Jonathan y alguien más pensó que hablaba de Mathers. El caso es que no es claro para que sale guey ahí (bueno ni en tantas de sus otras películas). Ya estamos cerca del final y entonces nos enteramos de que Mathers sabe perfectamente bien quién es Jonathan y lo que hizo y lo presiona para que la última carta, la que dará nombres y detalles, no sea publicada. Jonathan se cita con la periodista, pero esta le dice que nanay y se va rauda y veloz a imprimir su periódico. No lo logra porque la matan. Eso sí, no sin antes haber tomado unas fotos que comprometen a Jonathan, pues fue el último en hablar con ella. Jonathan empieza a pensar que el que manda las cartas es Vinnie pues es el único que sabía toda la historia, pero Vinnie no está en condiciones. Una serie de amenazas telefónicas a su familia y directas a su nariz, preocupan a nuestro protagonista, que decide contarle todo a su mujer. En la última llamada anónima, le piden a Jonathan que se suba al coche de su compa y siga las instrucciones. Ah, porque su pareja policía no es sólo desagradable, ¡está metida en el ajo! El pareja lo lleva a una secretísima junta con Mathers y Stanford en donde le dicen que se quede quietecito, que ellos son los ojeis que le pegaron, que asustaron a su mujer y que mataron a la reportera, y que van a hacer que Vinnie aparezca como el responsable de todo. Pero el bueno de Milk es bien leal y no puede permitirlo así que en vez de ir a casa va a salvar a su cuate. En la confrontación final recibe él recibe un disparo, a Mathers lo mata Vinnie, a Vinnie lo mata Stanford. Y Stanford deja ir a Milk. La noticia en los periódicos pone a los jefazos como héroes y a Vinnie como el loco asesino.

La película termina cuando una Vicky adulta escribe la última carta, está dirigida a Jonathan pidiéndole disculpas por haber armado todo este lío, pero que lo había hecho para que la gente supiera que los del barrio también contaban y tenían voz. Esta es la parte más irritante de todas porque la tipa arruinó la vida de sus cuates. Pensando de más y tratando de encontrar una razón justificable (este pensando de más ya hace que la peli no funcione, aclaro), se me ocurre que una escena del inicio que pasa súper rápido y a la cual no se le da importancia más adelante, es la clave de todo. En esa escena sale que los edificios en cuestión van a ser demolidos para construir unos departamentos más glamorosos y los inquilinos van a tener que irse a otra parte, aunque oficialmente se van a demoler porque hay mucha inseguridad ahí. Al parecer Mathers y Stanford están involucrados en el negocio. Entonces en mi pensar de más, Vicky decide sacrificar a los dos peonsuchos de sus amigos de infancia para desenmascarar a los villanos y salvar al barrio. 

Pero la historia apesta y no se sostiene, no te crees que los dos jefes sean tan poderosos y siguen trabajando en ese precinto de mala muerte. Las razones de Vicky también son malísimas. Hay varias escenas inútiles que lo distraen a uno porque parecen tener importancia y nada. Y es que es que la película está mal hecha, porque ya que uno la piensa y repiensa encuentra las razones, pero no debería de ser así. Las actuaciones son regulares tirando a malas y molesta lo tramposo que es uno de los carteles en donde ponen mitad Channing, mitad Pacino, como si fueran iguales en presencia, como si Pacino fuera realmente un personaje. En último caso deberían de haber puesto a Ray Liotta… pero así seguro que no hubiera caído en ir a verla.

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