Vivimos en un mundo gandalla, donde el que no transa no avanza, en donde amasar una fortuna es el sueño máximo. Es de rojillos, o de hippies, o de losers el pensar que no es necesario tener cinco o diez coches deportivos y una mansión con enormes cuartos que nunca se van a habitar.
Soy ingenua, lo sé, cada vez que pienso en estos temas y en que no es justo que las empresas abusen y expriman a sus empleados. ¿Cómo es posible que haya empresas que sacan seguros de vida de sus empleados y obtienen una lana cada vez que uno de ellos se muere? ¿Por qué no hay más empresas como esa de robótica en donde os empleados son los dueños y todos opinan y votan, o como esa de pan en donde el CEO no entiende eso de tener más dinero del necesario para vivir bien?
Como cada vez que veo un documental de Michael Moore, me impresiono, me irrito, me deprimo. Y es que aunque ocurra en Estados Unidos y el punto de vista sea de allá, hay cosas que funcionan igual acá. Y si a eso le añadimos nuestra corrupción, pobreza y falta de oportunidades...
Capitalismo, una historia de amor (Michael Moore, 2009), trabaja sobre la misma línea que la película de "Roger and Me" que filmó hace cerca de veinte años, sólo que corregida y aumentada, pues no se limita a una empresa y un pueblo. Aquí examina cómo el dominio corporativo rige y controla las vidas de los norteamericanos. ¿Cómo es posible que familias se queden sin casa por no poder pagar sus deudas al banco, y el gobierno "salve" a los bancos con los impuestos de la gente? ¿Cómo es posible que empresas tengan que cerrar y despedir a sus empleados sin pagarles lo que les deben, cuando los bancos acaban de recibir millones de dólares de parte del gobierno? Estos y más alucinantes contrastes aparecen en este documental. ¿Qué rige a los gobiernos, la democracia o el capitalismo? ¿La justicia o la avaricia? Es mejor declarar empresas en bancarrota y correr a miles de empleados para obtener dinero rápido. Se beneficia a los palancudos, se ignora a los pobres. Nada de esto es nuevo, y una película no solucionará el problema, obvio que no. Pero al menos intenta decir algo, despertar conciencias, de perdida nos hará hacer corajes. Por lo menos algo de polémica generará y eso ya es algo en este mundo apático.
Siempre temo, con las películas de Moore, que le gane el protagonismo, su tirria hacia Bush o que se desvíe de su tema central. Le pasó en Farenheit 9/11 y un poco en Sicko. Pero creo que aquí se contiene y no pierde el hilo. Como siempre tiene partes muy dirigidas y manipuladoras, pero aún así, en general es una de esas pelis obligatorias y necesarias. Además, ¿cómo no compartir esa sensación de victoria de los empleados en Chicago y emoción cuando la gente les mandó comida, o de la familia que se plantó de nuevo en su casa con el apoyo de sus vecinos? ¿Cómo no sentir la impotencia de los que perdieron su granja y además, tuvieron que ponerla coqueta para los nuevos dueños?
Tiene un par de escenas divertidas y muy suyas, Moore va a los principales bancos con un camión blindado y pide que le den los millones de dólares que el gobierno les dio para devolverlo. Ante la ignorancia de los banqueros, Moore pone cinta amarilla de esa que dice "Crime Scene, do not cross" es todos los edificios.
Y una cita que guardaré para las trivias de cine: Cuando Moore va a Wall Street y les pregunta a los empleados si tienen sugerencias para él, y uno de ellos le dice "Sí, no hagas más películas".
Ahora me gustaría ver una peli sobre el periodo Obama, ¿será objetivo? ¿será capaz de analizarlo y criticarlo como lo hizo con el periodo Bush? La peli lo pinta como"El Cambio", como el inicio de una nueva era, llena de cosas positivas para la gente. Por lo que se ve ahora, no está resultando tan sencillo, un Nóbel a la nada, petróleo en el mar, problemas de salud y de migración. El tema da, sí que sí.
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