domingo, 29 de julio de 2018

El malvado zorro feroz

De los directores de la tierna y emotiva Ernest & Célestine, llega esta divertidísima comedia de aventuras en la granja.

Está dirigida por Patrick Imbert y Benjamin Renner, basada en el exitoso cómic de éste último, con los mismos dibujitos y todo.

Ah cómo hacen falta películas así, o más bien cómo hace falta que estas películas, tan distintas a las de Disney/Pixar/Hollywood, lleguen a nuestras audiencias infantiles (bueno, de todas las edades). No es necesario que la animación sea súper realista, que se vea cómo se mueven los pelos, ni que tenga volumen 3D para que funcione. No es necesario que el personaje persiga sus sueños y se rodee de sidekicks divertidos. Ya chole con la búsqueda de los sueños, con el aceptarte como eres y que no hay nada mejor que la familia. Todo eso está muy pero que muy bien, pero es la temática de cada verano, de cada navidad.

El gran zorro feroz en cambio, es sencilla y súper divertida. Está llena de gags de humor ingeniosos, tanto en los diálogos, como en las acciones y en las barbaridades que hacen o les pasan a algunos de los personajes. Las tres historias están muy bien, son chistosas, un poquitín tiernas (lo justo). Si nos vamos a darles mensajes y valores, bueno, pues habla del sentido de comunidad, de pertenencia, de ayudarse los unos a los otros. Pero todo de manera natural y fluida. 
En el primero los personajes tienen que cuidar y llevar a la bebé Pauline a casa porque la cigüeña se lastimó un ala. Las cosas no son tan fáciles y se meten en un montón de líos.
En el segundo, el zorro, que no logra ser malvado y feroz como el lobo ante las gallinas, decide probar con los pollitos y se roba unos huevos, solo para que estos al nacer lo tomen como su mamá. ¡El sólo quería dar miedo y comérselos cuando crecieran!
Y en el tercer cuento, el cerdo se ve envuelto en los líos del conejo y el pato que creen en Santa Claus y se une a ellos para salvar la Navidad. No puede negarse cuando una pequeña perrita convence a su aterrador padre y a su pandilla para ayudarlos.

Además de todas esas cosas buenas, los dibujos son fantásticos, y los colores y texturas de acuarela le dan un aire distinto. Antes de saber que venía de un cómic, la describí como que parecía cómic, por la coloreada, el trazo, las expresiones.

Ganó el César 2018 (el Oscar francés) en animación. Tal vez, eso llame la atención de las distribuidoras y la compren. Ojalá.

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