No hay realmente una historia en esta película. Un grupo de adolescentes viaja en una camioneta por el Midwest, vendiendo suscripciones a revistas de todo tipo. Star, una chica que vive una situación complicada, se los encuentra en un centro comercial. Son chicos alegres, que echan desmadre, bailan. Y cuando el líder/jefe Jake (Shia LaBeouf), la ve, le coquetea y la invita a unirse al grupo, Star no se lo piensa mucho, no tiene nada que perder, y se va con ellos.
Ni ella ni sus compañeros parecen tener expectativas o ambiciones, apenas de ese trabajo sale para comer y hospedarse en hoteles. En algún momento alguien le pregunta cuáles son sus sueños y se desconcierta porque nadie la había preguntado eso antes.
Krystal es la jefa jefa, la que administra el negocio y la los regaña y les da para sus golosinas. No sabemos más sobre la empresa, suena a sospechosamente transosa. Pero la película no va por ahí, ni por ninguna cosa súper dramática que se les pase por la cabeza; no hay truculencias.
Los chicos no esperan nada, no parecen desear nada, viven en el presente, cantan, se drogan, hacen fiestas. No sabemos nada de su pasado, sabemos que vienen de todas partes, son muy jóvenes, a excepción de Star, son blancos. Todos tatuados. La película sigue a Star, los demás son parte del escenario. Ella realmente no establece mucha relación ni se integra,pero sin broncas. Parece observar todo con curiosidad. Tampoco sabemos gran cosa de ella. Nos queda claro que no es tonta, de repente da la impresión de que está en una búsqueda, pero no parece ser así. O tal vez sí los está y al final se conforma con estar en la pandilla.
En el transcurso de la película vemos diferentes intentos de Star de vender revistas, medio tiene una relación con Jake, no es precisamente un romance. Jake es mayor, parece que no tiene mayores aspiraciones, pero alguna tiene. Una sorpresa ver a Shia LaBeouf en este papel. Está muy bien. Él, que tiende a la sobreactuación. Y Sasha Lane /Star en su primera película logra también una muy buena interpretación. Las actuaciones del resto de la pandilla están bastante bien. Al parecer estos chicos no son profesionales y la buena dirección de la inglesa Andrea Arnold logra que una película aparentemente sin chiste, tenga personalidad, tenga un punto de vista interesante.
Yo lo veo como un retrato de una sociedad, claro, visto por los ojos de una extranjera. Estos chicos, de 18, no creo que muchos más, sin nada que hacer, sin aspiraciones, futuro, estudios, un hogar estable, que viven al día. No son white trash (por que a esos los ven feo), pero no se les ve nada, son superficiales. No se si es una crítica a esta generación americana o a la sociedad americana que ahora tiene una generación de este tipo a pesar de creerse el mejor país del mundo, o es sólo un retrato sin juicio sobre pasarla bien a esa edad. A mi me impactó un poco el pensar que estos chicos estén más cerca de una realidad, en un país que se supone ofrece más y mejores oportunidades que otros.
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