lunes, 13 de mayo de 2013

The Loneliest Planet

The Loneliest Planet (Julia Loktev, 2011).
  
Están Gael García y su chica (la de la peli, no la de verdad), a la que no vale mucho la pena ponerle el nombre, de excursión por el Cáucaso. Se quieren mucho, se llevan bien con los habitantes de la zona (así como sale que se llevan todos los turistas que no conocen el lugar ni la lengua, muchas sonrisas, dinero por aquí, dinero por allá y muy poca comprensión). Contratan a un guía que los lleve de tour por las montañas.

Una, acostumbrada a esas películas de thriller y desconfianza, no se fía un pelo del guía y espera una historia con persecuciones, asesinatos y mucho mucho sufrimiento, siempre deseando que nuestros queridos protagonistas (en especial Gael, obvio), se salven. Pero no pasa nada de esto, pues ésta es lo que muchos (que no me encanta, pero encasilla muy bien) llaman una "película de arte". Y en vez de todas esas cosas súper emocionantes que me imaginé, me la pasé viendo a los personajes caminar, subir, bajar, trotar, acampar, caminar, caminar de nuevo, de cerquita, de lejos, de día soleado, de día nublado. La pareja amorosa tomada de la mano, sonriendo, ella practicando un poco de español (en realidad sólo las conjugaciones de los verbos; parecían estar atorados en esa unidad). Alguna que otra vez hablando con el guía (que era tosco pero buena onda). Uff, así llegué a la mitad. No hubiera llegado ni a los cinco minutos, pero es que leí en una reseña del imdb que Gael la regaba gacho. Así que espere NO pacientemente a que eso ocurriera. 

Y así llegué a la mitad.

El trío está reposando cuando llega otro trío, este de autóctonos, tal vez un padre y sus hijos, y agresivamente se enfrentan con el guía. No nos enteramos cuál es el problema. Pero el señor está muy cabreado y apunta su arma a los extranjeros. Y aquí viene la cagada de Gael: la pareja se asusta mucho y Gael se esconde detrás de su chica, para segundos después reconsiderarlo y ponerse enfrente, ahora sí  en plan macho protector.
El tipo los deja en paz, se ríe y amigablemente se despide. Nuestros protagonistas reemprenden la marcha, pero las cosas ya no son iguales. Siguen caminando y caminando y trotando y subiendo y bajando, pero ya no de la manita. Y ¡a la goma con las lecciones de español! 
Esta otra mitad de la película es igual de lenta, pero con la carita de Gael en plan súper triste. Y ella: puritita Ley del hielo. Está tan sentida y decepcionada, que hasta el guía le empieza a parecer guapo y varonil (segurito que él si se ponía en frente  para protegerla a la primera). Pero solo le regala unos arrumacos (bueh, y un poquitín más) porque sí que ama a Gael. 

Ya reconciliados siguen su camino y yo feliz porque sé con certeza que la película ya se va a acabar.

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