Y
ahí estaba yo, sentada en la butaca del cine con mis palomitas y un par de “explicadores”
bien dispuestos a sacarme de dudas y a llenarme de información útil de los
libros y las películas anteriores, para una mejor comprensión de lo que íbamos
a ver: Breaking Dawn Pt 2 (Bill Condon, 2012).
Y
ahí está Bella, la envidiada Bella, ahora con sus ojitos rojos porque su Edward
la ha convertido en vampira. Y es que, según me informaron, en la primera parte,
zas, que se embaraza de Edward y la sobrenaturalidad del feto pone en peligro
su vida. Al marido no le queda más que convertirla y ahora espera con alegría
casi humana a que su renovada mujer se recupere para iniciar su vida de Forever
Juntos. Bella, que resulta ser una vampira madura, contenida y “vegan” como su
familia de adopción, luego lueguito prefiere comerse un puma a un sudoroso
humano. Eso no lo logra cualquiera, vamos, vampiros con muchos años de antigüedad
tienen problemas de autocontrol. Pero Bella, nuestra heroína, no, y además es
más fuerte que el más fuerte del clan, la vampirez incluye box, artes marciales
y una fiera mirada. Esto apenas empieza y considero su lugar en el salón de las
heroínas de acción, al lado de Milla Jovovich y Kate Beckinsale. ¡Oh por Dios,
qué me está pasando!
Pero
divago, regresando a la historia, nos encontramos que el bebé resultante, que
por cierto, tiene el muy desafortunado nombre de Renesmé (pa’ mí un síntoma más
de la mala calidad de la escritura), tiene latidos, crece súper rápido y tiene
un poder vampírico. Los Cullen, posaditos como son, colocados en parejitas, en
las mismas posiciones, en la sala, en el bosque, frente al piano, ven la nueva
adición a la familia con sonrisas de bondad y de sitcom con final feliz (si yo
fuese vampira y presenciase un fenómeno como ese, estaría pulsada,
interesadísima, maravillada…pero claro, probablemente no sería una Cullen);
hasta que una chismosienta prima ve a la niña volar y los acusa con los Volturi.
La niña se convierte entonces, en un problema, pues los Volturi tienen la
errada idea de que ha sido creada a la manera clásica, con una mordidita, y eso
está muy pero que muy prohibido. Aro, que es muy guerroso, utiliza la
existencia de Renesmé como excusa para ir a escabecharse a los Cullen (esto me
lo explicaron, así que no se si viene del libro o de las otras películas) y
luego agregar a su clan a Alice, que es la que predice el futuro, y de esas no
tiene. Los Cullen, que son muy buenos, no quieren ir a la guerra, y deciden
juntar a sus cuates como testigos de que la niña tiene su corazoncito. Y viajan
por todo el mundo recolectando una amplia variedad de vampiros. Los hay muy
interesantes, como el que hace Lee Pace (mi favorito), los hay con acento muy
marcado como los transilvanos (del que espero prontamente un spin off, pero no
de la Meyer, que de ella preferiría que no viniera nada nunca más), los hay muy
forzados, como las del Amazonas en taparrabos pero con el pelo lacio, eso sí; y
hay gitanos, irlandeses, egipcios, rusos, todos conviviendo en el frío bosque, contando
historias de guerra y presumiendo sus súper poderes tipo X-Men(¡son vampiros!
No necesitan agregados extras y únicos como esos súper poderes. Los vampiros clásicos son la onda, son seductores,
fuertes, rápidos, inmortales y sus colmillos, la mejor de sus armas. No
necesitan dar toques, mover las aguas, crear alucinaciones, ¡es irritante!) Los
hombres lobo también se les unen porque ahora son grandes cuates y en unos
añines van a ser familia porque el guapo Jacob tiene una cosa que hace que
ahora esté enamorado y destinado a Renesmé.
Esta
parte de la historia me parece muy cuestionable. En primera que la autora no se
atreva a dejar a Jacob solo y le inventa la “imprimación” o como se llame y que
ahora por esa cosa se crea ligado sin otra posibilidad a Renesmé, y luego que
la niña no tenga más opción que el lobo (que digo, sí que está buenazo, pero qué
poca que no pueda decidir). La niña esa, que ya de por sí es rara, tiene de
baby sitter al hombre lobo que será su pareja por el resto de la eternidad. WTF.
Llega el día de la pelea. Buenos y malos se reúnen en un campo nevado. Obvio,
muchos malos y pocos buenos y como cinco lobos. Y aunque Aro acepta que la niña
no es ilegal, con un poco claro y desapasionado discurso, muy lejano al de
Gerard Butler a los espartanos, decide que hay batalla. Pero en eso llega Alice
con su parejita y sus propios testigos que demuestran que la niña no será un
peligro para la comunidad vampírica. Aro le toma la mano y ve lo que ella ha
visto.
Y se desata la Gran Batalla Final. Cabezas desatornilladas, brazos
mordidos, poco a poco empiezan a morir los personajes principales buenos y
malos, vemos caer al patriarca Cullen, al güerucho insoportable, esperamos con
expectación a que los transilvanos se venguen en nombre de Drácula, vemos morir
con cierto placer a Dakota Fanning, cuyo superpoder de dolor da ñañaras, el
suelo se agrieta en plan terremoto con lava a veinte metros de profundidad, se
muere la mamá Cullen que es bastante sosa, caen los lobos principales, muere
Aro, y cuando estábamos a punto de cantar victoria, ¡pácatelas! Que todo era un
sueño, la visión de futuro de Alice, y Aro, temeroso y cobarde, retira a su
clan y en realidad no hay batalla, y como final de Disney, todos son felices
para siempre, nadie muere, nadie pierde, nadie sufre. Qué falta de valor. Nada
que ver con la batalla final de Harry Potter, qué dolor ver morir a tan
queridos personajes (bueno, error mío andar haciendo comparaciones incomparables,
no seguiré por ahí).
Sangre,
muerte, escabechina, violencia, mordidas, seducción, pasión, manipulación,
venganza, estacas, ajo, la oscuridad de la noche, el conflicto de la
inmortalidad, del asesinato, de beber sangre humana, todo esto NO es Twilight.
El género vampírico se retuerce de vergüenza cada vez que le achacan esta
historia a su acervo. Bueno, es que es de vampiros enamorados, dicen muchos. Y
el género romántico estalla en lágrimas de rechazo, porque ¿romántica? no leí
los libros, pero en las películas con semejante dizque actriz, no me queda
claro cómo esto pueda causar algún tipo de suspiro. ¿Qué vampiro de más de cien
años de experiencia se va a enamorar de una emo deprimente y sin personalidad? ¿Cómo
sentir atracción por un vampiro que con esa experiencia de vida parece no haber
aprendido nada y prefiere ir a la secun? El único suspiro que entiendo, es el
cachondo hacia el lobito. Pero entonces, los hombres lobos del mundo, enormes y
peludos se ríen burlones de este lampiño lobucho al que pueden partirle la
crisma en un segundo.
No
es fácil separar la historia del libro y la película. La historia es mala, la
película también. Hay graves problemas de dirección, de diálogo, y sospecho que
de edición de escenas en cuanto a qué poner y qué quitar del libro. El inicio
es lento, parecen postales, como regalándoles a los fans imágenes finales y muy
románticas de sus personajes. La historia no da el largo de la duración y tiene
mucha paja. La batalla final deja mucho que desear. El destornillamiento de
cabezas es hilarante. Imagino con placer la versión tarantinesca…
Por
más ñoña que sea la historia es increíble que no haya más sangre y que no se saquen
los colmillos a todo pasto. No hay sentido del humor (ni involuntario, más que
lo de las cabezas), son los vampiros más solemnes y menos sufridos… son los
vampiros con menos convicción de la historia.
Salgo
del cine, aliviada al pensar que esta saga ha terminado por fin y esperanzada
de que sea rápidamente olvidada. Desgraciadamente ha dejado una modilla vampírica
sosa y adolescentil, mucho mucho dinero a los realizadores y una “actriz”
unicara conocida por todos que, sospecho, seguirá apareciendo en pantallas.
"...Esto apenas empieza y considero su lugar en el salón de las heroínas de acción, al lado de Milla Jovovich y Kate Beckinsale. ¡Oh por Dios, qué me está pasando!"... <--- QUÉ TE ESTÄ PASANDO?????
ResponderEliminarme estaban dando miedillo estas impresiones, qué bueno que fueron completamente erradas :P
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