El miércoles pasado fui a ver con mi familia Duplicity (Tony Gilroy, 2009). Para miércoles vacacionero sonaba ideal. Acción, intriga, romance, unas cuantas vueltas de tuerca, y demás. Pero nanay. Tanto flashback empezó a aburrir y a confundir. La tensión y el interés se escaparon por la salida de emergencia.
Julia Roberts se veía muy incómoda y aburrida. Suele ser una actriz simpática y con presencia, y esta vez no se qué le pasó, pero no creo que haya tenido que ver directamente con ella, sino con el director, su co-protagonista y el total de la peli. Clive Owen, igual que siempre: pésimo, pero con buen cuerpo. Aunque ni eso sirvió porque la pareja no tenía nada de química.
Paul Giamatti en el papel de Paul Giamatti, completamente sobreactuado. Y Tom Wilkinson desaprovechado. Cuando ponen a un actor conocido en un papel así, ya se sospecha uno sobre el destino del mismo.
Lo que más me gustó fue la secuencia en cámara lenta de los créditos. Los dos rivales peleando entre sus respectivos jets privados, los ayudantes debajo de los paraguas echando porras. No se si era la idea, pero a mí me causó gracia y marcó erróneamente el tono que creí que iba a estar durante la película.
La falta de acción y sentido del humor la hicieron aún más larga de lo que ya era (que ya era inútilmente extensa). Y eso que el director tiene amplia experiencia en escribir guiones de películas de acción (¿Será eso, que tiene experiencia en escribir y no en dirigir?).
En fin, no la recomiendo ni en estos tiempos de sequía cinematográfica. Mejor ver la entretenida número cuatro de Rápidos y Furiosos, que aunque no hay gran cosa de historia hay un montón de acción y entretenimiento.
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