lunes, 31 de julio de 2017

The Circle

The Circle es como el primer machote que tenían los de Black Mirror antes de que se les ocurriera agregarle inquietud y punch a sus historias sobre tecnología y redes sociales. 

El Círculo es LA empresa del momento. Tiene grandes proyectos para mejorar el uso de las redes, de la tecnología, la seguridad de la gente, apela a la transparencia de los gobiernos, desarrolla programas anti crímen, programas a favor de los derechos humanos, y además es súper cool trabajar ahí, está llenos de milennials entusiastas con sonrisas extra grandes, preocupados por la popularidad y la aprobación constante de la Comunidad. Yay!

Mientras uno ve cómo Mae/Emma Stone se traga la maravillosa píldora llamada El Círculo, y cómo su amiga Annie la empieza a escupir, y su amigo de infancia Mercer desconfía desde el principio, lo único que viene a la mente es que eso ya lo hemos visto antes, que no es original (¡claro! Black Mirror). 

Y luego cuando aparece Ty, uno de los fundadores, descontento con los resultados, con las ambiciones de sus socios, con la aterradora idea de que se utilice la tecnología para vigilarnos constantemente, pensamos, bueno, todo esto es totalmente esperado, seguro ahora Ty y Mae se van a unir y van a destruir la empresa. Pero los minutos pasan y no pasa gran cosa. Cuando ocurre la evidente y esperada muerte de Mercer, uno piensa ahora sí que se unen, espero explosiones, escándalos y completa rebelión. Pero no, error de cinéfilo, la película es tan sosa, tan gris, que ni eso ocurre. La caída no tiene twist (ellos creen que sí, pero no). Ty (John Boyega, el nuevo héroe de Star Wars) nunca da la cara y Mae es la encargada de exponer a Bailey y al otro, ¡pero no los expone! lo único que hace es decirles que ellos también deben ser transparentes y estar continuamente expuestos. Eso es todo. No sabemos si estos CEOs tenían razones oscuras y ambiciosas (ya saben, un súper contrato millonario de gobiernos fascistas y controladores), tampoco sabemos si sus ideas y principios eran honestos y nunca de los nuncas escuchamos sus postura y motivaciones. Escuchamos discursos de venta, pero nunca sabemos si son de verdad o...de venta.

Cuando Bailey cuenta a su público sobre el derecho de todos a poder disfrutar de cosas maravillosas, utilizando a su hijo que tiene algún tipo de parálisis cerebral y que no puede hacer y disfrutar todas esas cosas de manera presencial, se me puso la carne de gallina. No por emotividad, sino porque tanto él como Mae dicen que es obligación del resto compartir nuestras experiencias privadas, nuestras percepciones, nuestras emociones, a otros que no pueden. Esta es la única parte, que por cierto, no está aprovechada, que está más cercana a la oscuridad y terror de la propuesta de Black Mirror.

El final es incomprensible, en el sentido de que parece no haber pasado nada. Ty sólo se queja, pero no parece tener un proyecto de cambio concreto (igual lo dejó a medias porque es más interesante ser Jedi, y estoy de acuerdo); Mae expone a sus jefes y la historia termina en que ella está siendo constantemente observada, así como el resto de los habitantes del planeta, y no parece estar a disgusto con eso.
¿Tons, estamos a favor o en contra de la constante observación y vigilancia? Si lo veo en Black Mirror, totalmente en contra y con mucha inquietud, viéndolo aquí, ni fu ni fá, totalmente indiferente.

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