miércoles, 12 de octubre de 2016

Minuscule - La vallée des fourmis perdues

Los pequeños y deliciosos cortos animados franceses de Minuscule, fueron un gran descubrimiento y dediqué muchos meses a ver todos los capítulos, de a poquitos para no empalagarme. Capítulo a capítulo, encontré historias chistosas, divertidas, encantadoras y emocionantes. ¿Tocará ahora una de la catarina Vs. las moscas, una de la oruga come-hojas, o aparecerá un nuevo bicho aventurero?

Cuando me enteré de que iba a haber un largometraje, temí. 
A mí como que se me antojaban de a poquitos, saboreando cada pequeño episodio. Igual que como uno debe comerse un paquete de sugus, ¡yay salió piña!, ahora un descanso y ojalá mañana sea de cereza. Eso de acabarse el paquete de un sentón no es lo mío.

Y es que hay montones de ejemplos de cortitos y series que funcionan muy bien, como los de Wallace y Gromit, que ya largos no tienen tanto punch. Repiten los gags de las series, llenan con paja y la historia es más bien flojona.

Esta está bastante bien. El protagonista es nuestra favorita catarina que, buleada por las antipáticas moscas, acaba escondida en una caja de terrones de azúcar que un grupo de entusiastas hormigas encuentra y lleva a su hormiguero (hojas y semillas, puagh! vive le sucre!). Durante la travesía la catarina les salva el trasero y se convierte en parte de la fila. Y luego, como siempre ¡los malos!, una fila de hormigas rojas, groseras y fuertotas, con un líder de lo más gandalla, decide que esos terrones les pertenecen. Primer intento, fallido. La hormiga roja se hace de tremendo ejército y se lanza al ataque del hormiguero de las hormigas negras. Miles de rojas lo rodean y empiezan a romper sus paredes. Las hormiguitas negras que, en comparación, parecen como cinco, utilizan todos sus recursos sin lograr debilitar a la tropa enemiga. La líder de la filase encuentra con unos cuetones, enciende uno y lo lanza...¡el fuego las aterra! he ahí la solución... pero sólo había un cerillo ¡ups! Y aquí la valentía de la catarina vuelve a entrar en acción. Lejos, en el bosque, al lado de donde estaba la caja de terrones, había una de cerillos, solo es cosa de ir a por ella; cruzar las tropas enemigas, viajar como por dos días, atravesar un río y múltiples y potenciales enemigos.

¿No es necesario que les cuente el final, o si? La aventura de la catarina, mejor véanla. Hay una extraña escena con una araña y, por supuesto un nuevo encontronazo con las moscas.

De vez en cuando, comerse el paquete de sugus de una sentada no empalaga. Con una historia bien estructurada se pueden incluir los gags más exitosos y no sonar a repetición ni a falta de originalidad.  

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