Quería ver un thriller surcoreano que se llama Office, pero acabé viendo un musical chino con el mismo nombre ¡y del mismo año! Las casualidades.
Un musical chino. Exótico. Bueno, hongkongués.
Trata sobre la vida en una próspera empresa. Dos nuevos aprendices entran a trabajar ahí y van conociendo los tejemanejes de la oficina. Uno es un novato ansioso por triunfar y escalar rápidamente, la otra es la hija del dueño que entra a trabajar de incógnito.
Al principio, la historia va sobre lo difícil que es conseguir un trabajo. Y cuando uno lo tiene, sobre lo duro que hay que trabajar para mantenerlo. Lo duro que hay que trabajar para cubrir necesidades, para asegurarse un futuro. Y luego, no hay tiempo para nada más. Ya saben, lo de todos los días. Todo esto, cómo no, cantado.
Entonces, entramos a algunos dramas particulares con los novatos, con un par de empleados que están estafando a la empresa, sobre el dueño y su mujer que está en coma. Debo confesar aquí, que muchas cosas se me escaparon; detalles sobre la estafa, por ejemplo. Y es que me empecé a aburrir. La película es un poco larga, de dos horas que se sintieron como tres. La sorpresa inicial del musical (yo esperaba un thriller) se agota como a la media hora.
Sin embargo, la puesta en escena está muy bien. Todo ocurre en escenarios, la oficina, el metro, las calles, los departamentos, son escenarios que se ven como un techo sin plafón. Se ven las estructuras metálicas, las luces artificiales, los extras se mueven sin naturalidad. La cámara no oculta nada de eso porque es parte del cuidadoso diseño. Y funciona. Estilísticamente está muy bien. Engancha. La música maso, de repente suena a marcha militar rojilla de otra época, de repente quiere ser más cómica, y de repente escasea (ja, generalmente, en los musicales, uno dice que hay exceso de canciones y no falta de).
En conclusión, me parece que es visible, a pesar de la longitud y la fallida historia. Vale la pena aunque sea un pedacito, sólo para checar todo el aspecto visual.
Sin embargo, la puesta en escena está muy bien. Todo ocurre en escenarios, la oficina, el metro, las calles, los departamentos, son escenarios que se ven como un techo sin plafón. Se ven las estructuras metálicas, las luces artificiales, los extras se mueven sin naturalidad. La cámara no oculta nada de eso porque es parte del cuidadoso diseño. Y funciona. Estilísticamente está muy bien. Engancha. La música maso, de repente suena a marcha militar rojilla de otra época, de repente quiere ser más cómica, y de repente escasea (ja, generalmente, en los musicales, uno dice que hay exceso de canciones y no falta de).
En conclusión, me parece que es visible, a pesar de la longitud y la fallida historia. Vale la pena aunque sea un pedacito, sólo para checar todo el aspecto visual.