sábado, 23 de abril de 2016

Desierto

Jonás Cuarón no es un novato en el medio, no solo porque ha crecido en el medio, sino porque ha estado involucrado en diversas facetas (como director, productor, guionista). Va empezando, pero no es un novato. Este es su segundo largometraje, y tras el éxito de Gravity y con el apoyo familiar detrás ha podido realizar una película, digamos, menos "indie", con Gael García Bernal y Jeffrey Dean Morgan como protagonistas.
Desierto es un thriller. Un grupo de inmigrantes está cruzando la frontera entre México y EUA, cuando un asesino racista y despiadado los mata. A los que escapan los persigue y se los va escabechando uno a uno con la ayuda de su perro Tracker, que aunque en la realidad fueron tres, como personaje es bastante impresionante.

Al final, no es spoiler, queda Gael (nunca me enteré del nombre del personaje, no es importante), cansado, asustado, y dispuesto a sobrevivir. La escena final entre Gael y el gringo, en la gran roca, está bastante bien.

Además de las actuaciones, que son correctas, y del hecho de que no hay discursos ni políticos ni emotivos en exceso, ni gran explicación sobre los personajes ni sus motivaciones (si, ya sé que a muchos le encantan esas cosas para poder sentirse identificados con los personajes, para mí eso depende del tipo de película, y si es una como estas, no me importa gran cosa), hay tres elementos importantes que hacen que la película funcione tan bien: el ritmo, la música y la geografía. El desierto, muy bien fotografiado, es obviamente, una parte importante en la historia y un muy interesante extra visual (y aun así, no estoy segura de si el nombre de la película es acertado. No se me ocurre uno, pero no estoy del todo conforme con ese). Pero en fin, ¡qué lugar!

Sí, es una historia muy sencilla, en donde un tipo persigue a otros y ya está, pero no para, el ritmo es muy bueno. Hay muy pocos diálogos, hay muchos obstáculos y las pausas nos sirven a todos para respirar, recuperarnos un poco y prepararnos para el siguiente asalto. La música, que estaba yo disfrutando de lo lindo, es de Woodkid (Woodkind rocks!!!), y está muy bien. Es de esas músicas que nos ponen los pelos de punta en los momentos correctos y nos dejan con la respiración contenida cuando se callan; es de esas músicas que nos llevan de la mano durante toda la película. 

Me gustó porque no es pretenciosa, ni quiere ser trascendental o profunda. Es un thriller entretenido en una situación que nos es conocida y por lo que hemos visto en documentales como Cartel Land, no del todo desatada.

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