lunes, 12 de octubre de 2015

Alas de libertad

Bird People (Pascale Ferran, 2014) o Alas de libertad, la verdad es que da lo mismo el nombre. 
Me sorprende que siga en cartelera, es la tercera semana; con un solo horario, pero aún así, ¡tres semanas!

Pensé que era un poco como una película que sí me gustó llamada Jet Lag, sobre dos personas atoradas en un aeropuerto parisino. Pensé que sería sobre personas atoradas así, en un aeropuerto, personas atoradas entre viajes, entre vidas. Y sí es, pero sólo son dos. Un tipo, Gary/Josh Charles que decide que no puede más con la vida que lleva y desde un hotel del aeropuerto renuncia a su trabajo y a su familia. La otra es una chica, Audrey (una actriz que me resultó muy desagradable, ideal para un personaje poseído por un demonio o algo así, con unos ojos casi de los súper negros malignos que me dan mucho miedo), que trabaja de camarera en el hotel, acaba de abandonar la universidad y no le ha dicho a su familia. Realmente no sabemos más, en este aspecto la película es dispar porque a Gary le dedica mucho tiempo en su crisis. Hay una escena, supongo necesaria, pero larguísima, en donde Gary tiene una última platica/discusión con su mujer. Pero de Audrey no se sabe más, no se sabe porque dejó la escuela y si está contenta o no. La historia de Gary está bien definida, vende sus acciones se despide de su esposa, va a quedarse en Europa y se le ve decidido y relajado. La otra, quién sabe, pero una noche en que está arreglando uno de los cuartos, se va la luz en el hotel y eso la lleva a la azotea en donde se transforma en un pajarito (ups, spoiler), no es metafórico, de veras es un pajarito. Y entonces empieza una parte de la película que se siente interminable, en donde ella aprende a volar y es consciente de que es un pájaro y descubre sus alrededores y explora el hotel y come papitas y hasta pierde su inteligencia humana haciendo observaciones un poco tontas.

Esta secuencia es lenta, aburrida, con muchas situaciones gratuitas. Unas que pretenden ser muy bonitas como el encuentro con el pintor que dibuja al pajarito con acuarelas, y el encuentro del pintor con la Audrey humana, pero son largas. La idea y la intención de la película es clara, pero el ritmo es terrible.

Si yo me hiciera pájaro y además estuviera consciente de mí, no volaría alrededor del soso aeropuerto, no regresaría al hotel, me iría volando lejos de ahí, a un lugar más bonito (si es la metáfora de la libertad ¿no es eso lo que necesita la chica?).
Cuando acaba la noche se vuelve a transformar en ella (aquí ocurre el segundo encuentro con el pintor, aunque hubiera sido mejor que fuese Gary el que la encontrara), y muy contenta baja a recepción, en el elevador coincide con Gary que ya se va. Platican un poco y por fin, por fin, se acaba la peli.

Yo, salí de la sala y me metí a ver la del marciano.

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