Este documental es un must para todos, no solo para los amantes de los documentales. Con un enfoque claro y bastante entretenido trata de explicar el funcionamiento del negocio de la droga, desde el dealer de las esquinas, hasta el jefe de una cártel internacional.
En el camino entrevista a varios personajes que en su momento hicieron cantidades impresionantes de dinero. Cuentan amplia y directamente sus experiencias, sus chanchullos, y los que se les ocurrió para innovar en el negocio. No es fácil juzgarlos, sus narraciones y ellos mismos son muy atractivos. Fueron (¿son?) grandes empresarios, casi modelos a seguir, sino fuera porque se dedican a vender drogas...
La película trata de mostrar todos los lados posibles, que muchos de los dealers vienen de entornos muy pobres, con un montón de problemas familiares, que las autoridades no son para nada los buenos en la historia, que son corrompibles, que las leyes y la guerra contra las drogas no ha ayudado a la disminución del consumo o del tráfico. Una de las partes más interesantes es el nivel secreto en donde explica cómo empezó la guerra contra las drogas y cuenta un poco de interesante historia de cuando surgió el primer zar contra las drogas, un tipo llamado Anslinger que dijo al Senado el por qué de prohibir drogas, y era porque había 100,000 fumadores de mariguana que eran en su mayoría negros, hispanos, filipinos y artistas (juar juar juar), y que su música satánica (jazz, swing) eran el resultado de fumar mariguana, (juar juar juar) y era la causa de que las mujeres blancas buscarán relaciones con esas personas (WTF)... y convenció a muchos y ahí empezó todo. La guerra contra las drogas es también una guerra política y de poder, el que se une gana votos, el pueblo es convencido con manipulaciones y enfoques limitados.
Está muy interesante esta parte. Claro, nada que no nos hayamos imaginado antes.
Habla también de la desproporción de años en la cárcel a personas que lleven drogas (aunque sea poquita de uso personal) y criminales que roben o hagan algo más serio. Uno de los personajes de la película es un ex agente de la DEA que era muy exitoso hasta que un día fumó mariguana y entendió porqué tanta gente la fumaba y cambió su visión del mundo. Renunció y se dedicó a atrapar policías que ponían trampas para atrapar gente que tenía drogas. No necesariamente traficantes y que a veces, protegidos por las leyes tan estrictas pescaban inocentes a los que costaba muchos trabajo liberar. Hay un caso de un kingpin, que atraparon porque le plantaron drogas y él dice, si soy un kingpin, pero en ese momento no llevaba drogas. Y lo metieron 10 años a la cárcel. Lo bueno es que se vengó.
Hay mucho qué decir, hay cosas muy impactantes, los personajes están buenísimos, pero es una de esa películas en que le cambian el estado de ánimo de un momento a otro; está uno fascinado con las anécdotas del traficante irlandés, hasta que llega el capítulo sobre las manipulaciones del gobierno y es súper ARGHHH. No es que los traficantes sean los buenos, pero es que al parecer los gobiernos no tienen gran interés en que esto se acabe, sino seguirían el de gobiernos como el portugués que decidió legalizar las drogas, cambió el enfoque y ha logrado más conciencia entre la juventud.
No es un tema sencillo, no debe ser fácil tomar posturas, pero creo que nos queda claro que las guerras contra las drogas no son muy efectivas.
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