Esta es un thriller, muy bien realizado, sobre un matrimonio aparentemente ideal, que está muy lejos de serlo. Un matrimonio que empieza muy bien y que ante las dificultades, se empieza a desbaratar. La pareja saca el cobre, o en realidad saca saca su verdadera personalidad. Podríamos decir que es una película sobre las dificultades del matrimonio, pero con un twist.
David Fincher nos engancha desde el principio, nos intriga, nos sorprende, y de alguna manera nos convierte en parte de los más nefasto de la historia, los medios, las noticias y talk shows que comentan y juzgan cada paso, cada gesto de Nick Dunne (un Ben Affleck fino finísimo). Lo odiamos y lo amamos porque es tan guapo, y luego es un cabrón, y luego pobrecillo, es una víctima de todo y de todos, luego ya no sabemos, como que están hechos el uno para el otro.
Y mientras decidimos si Nick mató o no a su mujer, la dulce Amy Dunne (Rosamund Pike, con una actuación que le abrirá muchas puertas, seguro que sí), la perfecta Amy Dunne, nos cuenta en su diario el "otro lado" de las cosas, la otra realidad de su matrimonio.
Y luego llega la mitad de la peli y ya no les cuento porque hoy, ¡cero spoilers! Solo les diré que cuando crean que ya lo entedieron todo ¡zas! otro twist que los dejará helados.
Cuando hay películas basadas en libros y que se me antojan las dos cosas, suelo dejar mucho espacio entre los dos medios para no comparar. En este caso, las ocupaciones cotidianas no me permitieron terminar el libro cuando apareció la película en el cine y por temor a que la quitaran, acabé viendo la película cuando me faltaba como un 20% para terminar el libro. No fue tan grave pues la película es bastante fiel al libro. Y gracias al oficio de Fincher, la película es mejor que el libro. No pude evitar comparar los diálogos y me pareció que la película estaba mucho mejor escrita que el libro; fue una sorpresa encontrar que el guión de la película lo hizo la misma Gillian Flynn, la autora del libro.
Además de esto, la música y las actuaciones la hacen mucho más lograda.
Este es uno de esos casos en donde les podría decir sin sentirme mal, que se ahorren el libro y vean la película.
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