sábado, 25 de febrero de 2012

El Artista

Me uno a los que opinan que esta es una gran película. Me encantó. 
Más que expectativas, tenía curiosidad ¿cómo podrá sobrevivir una película muda en estos tiempos? ¿tendrá buen ritmo, no aburrirá? Y vaya que tiene buen ritmo, un muy buen soundtrack (aún más importante aquí que en otras, creo yo) y unas excelentes actuaciones, inlcuido el perrito. Ah sí, y unos toquecillos de humor. 

Y aunque es muda, no es muda muda, es decir, el sonido cumple un papel más importante que el que suele tener. Aquí funciona de repente como una herramienta narrativa, no nada más ilustrativa. Pero no quiero contarles por que pues sería un super big spoiler.

He dicho chorromil veces que me gustan las películas que hablan de cine, que tratan de cine, y zas, que en una semana veo tres, siendo esta mi favorita. Y mi segunda favorita, la de Hugo, de la cual escribiré en otra ocasión. Las dos tienen en común un respeto y gusto por el cine, el cine que nos hace soñar, que nos hace vivir aventuras y disfrutar. El cine que nos entretiene. 

La primera escena, que juega con el cine dentro del cine, la película muda, dentro de la película muda, engancha inmediatamente, "esto pinta pinta muy bien" pensé mientras George Valentin (Jean Dujardin) sale al escenario a recibir aplausos. Desde ese momento sabe uno que las actuaciones van a ser especiales y que lo que está uno viendo será algo único.

La historia es muy sencilla, George Valentin es una famosísima estrella de películas mudas en "Hollywoodland". En una presentación conoce accidentalmente a una fan llamada Peppy Miller (Bérénice Bejo). Peppy empieza a trabajar de extra en una de las películas de George, se gustan, pero él tiene esposa (una muy amargada, por cierto). El tiempo pasa, Peppy va ganando mejores papeles, hasta que llega  a ser protagonista de su propia película. En esa época, el cine sonoro hace su aparición. El productor de George le ve futuro al sonido y decide abandonar las películas mudas por sonoras, haciendo cambios drásticos en los estudios. Entre esos cambios, el reemplazo de los viejos actores, por estrellas nacientes como Peppy. George no cree en el cambio, se rehúsa a hablar y gasta sus ahorros para producir, actuar y dirigir su propia película muda, pero es un fracaso y su vida cae en picado. La mujer lo deja, pierde su casa y todo su dinero. Peppy en cambio, se convierte en una estrella, pero no ha dejado de estar enamorada. Y en los momentos de mayor oscuridad de George, ella estará ahi para salvarlo de sí mismo. Aquí hay una dramática escena que me recordó mucho al Ciudadano Kane. Pero no entiendo bien el homenaje, o tal vez hay otros homenajes que no pesqué y por eso este me pareció medio extraño. Bueno, el caso es que hay un final feliz, con una agradable sorpresa.

Esta es una película que le hace a uno salir del cine sonriente y emocionado porque ha sido uno soprendido con algo inesperado y maravilloso. 

PD: Todas mis quinielas del Oscar van para The Artist (Michel Hazanavicius, 2011), música, actuación, idea original, dirección, ¡todo! Espero que arrase.

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