sábado, 27 de febrero de 2010

Tampopo

Finalmente, después de mucho tiempo de haber escuchado sobre ella, vi Tampopo (Juzo Itami, 1985).
Es una comedia japonesa, que habla sobre el placer de comer. Los personajes hablan de comida, cocinan y piensan en ella con tanto interés y dedicación que se antoja. Se antojan los fideos de Tampopo, se antoja la carne envuelta en lechuga, se antoja todo lo que sale de las vaporeras de bambú en el tren, y hasta se antojan esos como tacos en tortillas, supongo que de arroz, rellenos de no sé qué.

Esta es la historia de una tímida viuda llamada Tampopo que tiene un changarro de ramen que no funciona. Los fideos no están buenos y ella no sabe cómo mejorarlos. Goro, uno de sus clientes, decide ayudarla. Juntos recorren la ciudad, estudiando a la competencia. Toma ideas, se vuela recetas y practica y practica. En el camino, Tampopo se topa con diferentes personajes que le ofrecen su ayuda. Un doctor experto en fideos, un chofer experto en caldos, un amigo de la infancia que le regala su receta favorita y le arregla el local. Ellos le aconsejan y opinan, que a los fideos les falta carácter, vigor, profundidad.
La película fluye y se mueve de una escena a otra sin parar, mezclando personajes e historias, todas relacionadas con la comida. Un grupo de señoritas que está aprendiendo a comer espaguetis según la maestra, siguiendo las costumbres occidentales, enrollándolos en un tenedor, luego pasándolos a una cuchara y comiéndolos sin hacer ningún ruido. Pero, ¿quién sabe más, la maestra o el extranjero ese que está comiendo lo mismo de una manera muy distinta? Esta es una de mis escenas favoritas. Y otra, una viejita que se mete a un supermercado para apachurrar la fruta, los quesos y los panes, mientras es perseguida por el encargado que finalmente la atrapa y le da un manazo con un matamoscas. Tronchante.

La peli está llena de guiños a la cultura occidental, principalmente la americana, con referencias a películas del oeste (el personaje principal parece un llanero solitario con sombrero de cowboy y paliacate en el cuello) y de gángsters , con una música también muy de película clásica americana. El efecto es muy curioso.

No puedo evitar pensar en la hechura de esta película y compararla con la escena inicial en la que Gun, el amigo de Goro, lee un libro sobre un experto en comer ramen. Hay que primero ver el plato con todos los ingredientes, olerlo, hundir el cerdo en el caldo y comer primero los fideos, combinarlos con los hongos y comer un poco de cerdo. Luego tomar tres sorbos de sopa, y así. Si el ramen está bueno, el cocinero espera un plato vacío. De esta misma manera, el director introduce sus elementos y los va mezclando conforme la película avanza, para que al final, al igual que los amigos de Tampopo cuando se acaban el plato de sopa, nosotros nos quedemos con el gusto y el placer de haber visto una película inolvidable.

Camino

Llevo semanas con esta película, Camino (Javier Fesser, 2008) atorada en mi organismo. La he comentado con varias personas. Le he dado mil y una vueltas porque me causa conflictos. Mi primera impresión es de qué mala película. ¿Por qué la vi? No recuerdo de dónde saque la idea, en un blog, en un podcast, no lo sé. Y luego averigüé que ganó el Goya en el 2009. ¡Ganó el Goya! ¿En serio? Es para tanto?! ¿Por qué ganó? ¿O es que los Goyas apestan? (que no lo creo).

Y bueno, quedé aún más confusa. Y empecé a pensar en por qué no me había gustado.
Me hizo enojar, escandalizar, me desesperó. Entonces, ¿se vale decir que a uno no le gusta una peli porque le altera las emociones? Siempre he pensado que no, que no se vale decir que una peli está mala porque hay mucha violencia, o porque el tema incomoda. Y en este caso, pues no se vale decir que no me gustó porque no me gustaron los comportamientos de los personajes.

La realidad es que me metí en la historia, quería ver qué más pasaba, si al final el final que aparece en el principio cambiaba o algo. Si hubiera podido entrar en la pantalla le hubiera dado un par de hostias a la mamá… y a los padres, y a la tía y a la jefa de las monjas.

En mi ignorancia no me enteré de que esta familia era del Opus Dei, en mi ignorancia me quedé en una familia extremadamente católica que agradece al Señor por la enfermedad de su hijita. Una madre que reza todo el tiempo y que no le permite a la niña quejarse del dolor, que no le permite llorar porque le dice que es un a prueba que el Señor le ha puesto. Y se me salieron los ojos cuando uno de los padres le dice al papá que la prueba es para ellos y que él, a diferencia de su esposa, no la está pasando porque está triste y enojado y no tiene la fuerza y la fe de su mujer. Pero ¿importa que sepa o no que son del Opus Dei? Si hubiera sabido, si supiera más sobre sus costumbres y maneras de pensar ¿me hubieran alterado menos? No lo sé. Creo que una de las cosas que no me quedó clara, es si esta película critica o apoya al Opus Dei. De repente parece una crítica que se queda corta, de repente parece que lo apoya. Y todo eso me distrae de lo que me parece que era la parte más importante de la historia, que es la niña.

Camino, la niña, tiene un tumor y va a morir, y lo único que quiere es vivir; y su mamá no ve eso y no le concede los pocos deseos que la niña le pide. El papá lo entiende y por primera vez no se queda callado y se propone hacer algo al respecto pero, para aumentar el melodrama (y mi desesperación, como cuando un futbolista falla un penal), no lo logra. Y su existencia en la película de repente parece completamente inútil.

Creo que la película pierde camino al entrar en los terrenos del Señor. Si no hubiera estado basada-inspirada en casos reales, de niñas en proceso de beatificación, si se hubiera mantenido una historia sencilla, de una niña, sus fantasías, sus sueños. La película hubiera sido más emotiva, una de esas películas bonitas exaltadoras del alma, pero se desvía un poco.

Y bueno, independientemente de eso, y de mis creencias personales, la película como tal, no me pareció buena. Las actuaciones están acartonadas en muchas ocasiones, aunque reconozco que la mamá está muy bien. Camino, la niña, es monísima, pero su actuación es irregular. Aquí creo que es un problema de dirección. Y las escenas de fantasía, de plano no están logradas, son muy infantiles para la edad de la niña. Hay diálogos muy forzados, escenas y situaciones que sobran… en fin.

¿Alguien podría explicarme por qué los aplausos a la gringa cuando la niña se muere? ¡Argh!

sábado, 13 de febrero de 2010

Leonard Cohen: I'm your man

Tenía muchas expectativas para esta película. Ahora que lo pienso, no sé por qué. Me gusta Leonard Cohen. Tal vez pensé que iba a ver algo más sobre él, o que los covers de sus canciones podrían ser interesantes. no conozco a la mayor parte de los cantantes invitados, pero no me dio la impresión de que lograran versiones únicas o personales. Para eso mejor escuchar un concierto Leonard Cohen. Y no sé por qué esperaba que Antony hiciera algo espectacular.
Y a mí que me encantan los homenajes, las versiones diferentes, los covers inteligentes.

¡Que decepción la canción de Hallelujah! Más sentimiento le hubiera puesto yo cantándola en el Rock band.
Pero Leonard Cohen: I'm Your Man (Lian Lunson, 2005) no sé que tan "documental" es porque, en su mayoría, sólo el concierto de homenaje con pedazos de entrevistas a distintos artistas (Bono y The Edge incluidos) sobre cómo fueron influenciados por él y sobre lo genial que es. Y no discuto nada de eso. Él parece muy interesante y agradable pero fuera de esas pláticas sobre su vida, su infancia, sus influencias, pobremente ilustradas con fotos viejas y recreaciones espantosas a la "911", el documental no logra nada más. Y es una lástima, porque se podía haber logrado algo más con sus palabras, sus ideas, sus recuerdos.

Algo irritante: Unos puntitos rojos en la pantalla cada vez que aparecía un recuerdo, algo como para dar look de tiempo o de película vieja que sólo resultó ser estorboso.

Esta es una peli hecha por una novata cuyo mayor logro (y lo comparto en parte) fue filmar a U2 y a Leonard Cohen cantando juntos.

Un homenaje tan desperdiciado que sólo quedaría bien en los extras del DVD del concierto.


Triste, triste.
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