Puede que esta haya sido una de las películas más esperadas del año. Para los fans de la de 1982, apuesto que con un poco de temor y desconfianza. Pero no hay por qué temer, les digo yo. Denis Villeneuve, el director (The Arrival, 2016), hace un buen trabajo. Es bien hecho, digamos. Nada que ver con los primeros episodios de Star Wars o con Prometeo (aunque esa sí que le gusta a muchos).
Me gustaron muchas cosas de esta película. Me gustó que es secuela con una nueva historia que no está mal, que continúa en el mismo universo de la anterior, pero no es una copia, ni se sostiene completamente en la original para subsistir, aunque sí creo que hay que ver la anterior primero.
Yo, por supuesto que la volví a ver un par de días antes de ver esta, para tenerla fresquecita. Y estuvo muy bien porque así pude apreciar en esta un montón de detalles y detallitos que hacen referencia a la anterior, tomas idénticas, elementos visuales y guiños como algunas de las marcas anunciadas en los edificios.
La música de Benjamin Wallfisch y Hans Zimmer parece también gustosamente influenciada por la de Vangelis, aunque no suena tan original.
Ryan Gosling, ideal como replicante por su falta de expresividad, es un Blade Runner llamado K, que se dedica a "retirar" antiguos modelos de replicantes que no han sido hechos para esos tiempos modernos. En el transcurso de su investigación, se topa con un elemento inesperado, un "milagro" (con el que no me meteré), que podría cambiar el destino de los nuevos replicantes, y por supuesto, el de la Humanidad. ¿Qué significa ser humano, tener sentimientos y libre albedrío?
Su investigación nos lleva por un montón de lugares inquietantes, con personajes muy variados. Como la del '82, está también es más un noir, con un ritmo, digamos, lento. Es no me apuró. Lo que sí, es la longitud. ¡2 horas 40! Muuuuy larga. La historia se cuenta como con una hora menos y lo demás es un viaje llamativo y muy visual, con escenarios y unas muchas tomas espectaculares. Pero sin mucha justificación. Son para hacer atmósfera supongo, pero en realidad parecen escenografías vacías.
Lo que más rescato de la otra Blade Runner, es lo bien que está el mundo, la población, la cochinez de las calles, los ruidos citadinos, la variedad de escenarios y de detalles.
Aquí los detalles no se sienten naturales, se sienten colocados, perfectamente posicionados para una apreciación visual. Falta gente, parece un mundo poblado sólo por los protagonistas.
Me vienen a mente un par de ejemplos de esto, los headquarters de Jared Leto, con paneles de madera y estanques de agua interiores, cuyos reflejos a punto estuvieron de desesperarme; y la escena amarilla en, supongo, Las Vegas, llena de polvo, vacía, con enormes esculturas de mujeres, y unos panales de abejas...y el hotel donde vive Harrison Ford con un perro y nada más. Muy llamativo, pero ¿por qué vive ahí si parece contaminado? ¿por qué hay abejas y un perro? Pareciera que es nada más para que Gosling camine lentamente entre todas esas piernas gigantes.
Ah sí, y un poco spoiler para las groupies de cierta edad, Harrison Ford se tarda horas en aparecer. Pero su presencia es mucho más fuerte que la de Jared Leto. Su actuación no la entendí. Parece claramente que también es un bicho artificial, pero por qué no se "hace" bien. No tiene ojos y habla como robot cuando su antipática ayudante hasta es cabrona y con mala leche.
No creo que este nuevo Blade Runner tenga el furor de la primera, ni que se convierta en una peli de culto. Durante todos estos años ya hemos visto bastantes películas que se cuestionan lo mismo, así que eso no es tan novedoso. Pero es una buena película, visualmente espectacular, cuidadosamente creada.
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