La mayoría, cuando pensamos en el Studio Ghibli, pensamos en Hayao Miyazaki. Seguro que porque son sus pelis las que más nos atraen, las más divertidas y aventurescas. Las que tienen más magia y humor. Pero Miyazaki tiene un colega, el cofundador del estudio, que se llama Isao Takahata, que también tiene grandes películas, sólo que estas son más emotivas, más dramáticas. ¡Además estuvo cercanamente involucrado en la serie de "Heidi" y en la de "Marco, de los Apeninos a los Andes"! ¡Más nostalgia no cabe!
Y dentro del Studio Ghibli es el autor de una película muy emotiva que pone el ojo Remi y más, la de "La Tumba de las luciérnagas". También dirigió la de los Yamada, la de la "Guerra de los Mapaches" ("Pom Poko" suena mejor) y su más famosa "Only Yesterday", una pleícula más para un público adulto.
Esta de la Princesa Kaguya está basada en un cuento popular japonés que se llama "La historia del cortador de bambú". Se trata de un cortador de bambú (je) que se encuentra una pequeña niña dentro de un bambú. intuye que es un princesa enviada por los dioses y decide criarla como suya junto con su esposa. La niña crece de volada y se adapta rápidamente al entorno, hace amigos y es feliz. Un buen día el cortador encuentra dentro de un bambú monedas de oro (o granos de oro) y tiempo después encuentra telas preciosas de colores. Estos encuentros le hacen pensar que los dioses le están diciendo que tiene que educar a su hija como parte de la nobleza y cambia la vida de toda la familia para lograr ese propósito. Entonces, la historia ya no está padre, está triste. La princesa tiene que aguantar a los pretendientes que le manda su padre, tiene que aguantar la educación de noble que le impone y además tiene que aceptar su realidad en cuanto descubre sus orígenes divinos.
La animación es diferente a la que solemos ver en este tipo de películas, es un poco más "artística" (no se me ocurre describirla de otra manera, es más acuarelosa, menos colorida, hecha como a pinceladas) y tiene en especial una escena muy bien lograda visualmente, que es su huida al campo. Es en blanco y negro, hecha como en carbón o en lápiz, se notan los trazos y el único color es la ropa de la princesa. Es uno de los puntos dramáticos de la historia y la solución visual es un completo acierto.
El final es algo triste, pero la película es bonita. Nos malacostumbran las pelis de caricaturas en que todo termina bien.