Exceptuando Crepúsculo (bueno, acepto que vi varias de la saga, pero no con curiosidad), no me pierdo las películas de vampiros. Y de entre las grandes producciones, los vampiros clásicos, los modernos, los deprimidos y los glamorosos, aparecen de repente joyitas como la de What we do in the Shadows.
Esta de Eat Locals (Jason Flemyng 2017) tenía buena pinta en la sinopsis. Además, inglesa con humor inglés e indie, con vampiros en crisis porque el mundo moderno ya no les permite vivir con la discreción y la solvencia de antes. Estos vampiros son los overlords de Inglaterra. Cada cierto tiempo se reunen para organizar y reorganizar sus territorios. En esta ocasión se han reunido para llenar una vacante, sin embargo el candidato no está interesado en ser vampiro. Y en esas están cuando un grupo de militares, guiados por un sacerdote metiche y sin vida propia, interviene para tratar de escabechárselos.
Esta de Eat Locals (Jason Flemyng 2017) tenía buena pinta en la sinopsis. Además, inglesa con humor inglés e indie, con vampiros en crisis porque el mundo moderno ya no les permite vivir con la discreción y la solvencia de antes. Estos vampiros son los overlords de Inglaterra. Cada cierto tiempo se reunen para organizar y reorganizar sus territorios. En esta ocasión se han reunido para llenar una vacante, sin embargo el candidato no está interesado en ser vampiro. Y en esas están cuando un grupo de militares, guiados por un sacerdote metiche y sin vida propia, interviene para tratar de escabechárselos.
Y bueno, acaban todos contra todos. Pero uno no le va a ningún bando. Los vampis son bastante incompetentes y se dejan atrapar y matar muy rápidamente. Los militares deciden no hacer caso al sacerdote y quedarse a los vampis para ellos y hacer negocio con una empresa de maquillaje que, suponemos, los exprimirá para sacarles sus secretos de inmortalidad. Al final, en una mal chiste, lo confirmamos con un anuncio de la empresa que vende unas cremitas rejuvenecedoras.
La película está bastante mal ejecutada. No hay ni comedia ni horror, eso sí mucha sangre y escabechina. Hay muchos personajes y ninguno es interesante. Los diálogos no son suficientemente ingeniosos. Y luego hay situaciones extrañas a las que no les sacan jugo, como que los dueños de la granja en donde se han alojado los vampiros, tienen un refri lleno de partes humanas.
Lo único positivo que puedo decir es que se ve que todos se divirtieron y le echaron ganitas. Eso se agradece porque facilita la digestión de la peli. ¿Y el título? Pues es uno bueno al que no le sacaron jugo tampoco, porque no se trata de nada relacionado.